A través de su corta historia de 17 años en la Fórmula 1, Red Bull Racing ha tenido distintas marcas que han fabricado sus motores, una con menos éxito como Ferrari y otra con la que impuso una hegemonía total, como Renault, con la que ganó cuatro campeonatos de pilotos y constructores. Con el paso a la era híbrida, esa hegemonía se diluyó en favor de Mercedes, a tal punto de que, en 2019, la escudería austríaca decidió pasarse a unidades de potencia proveídas por Honda y, justo en el año que Max Verstappen cortó la racha de las “flechas plateadas”, la marca japonesa decidió que se retiraría de la F1 y, de ese modo, Red Bull creó su propia división para fabricar sus propios motores, Red Bull Powertrains.
A pesar de esta decisión, en los últimos días se anunció que el director de Honda en la Fórmula 1, Masashi Yamamoto, se unía al desarrollo de motores de Red Bull y, esta mañana, Helmut Marko, el asesor jefe de la escudería de la bebida energizante, anunció que el plan cambió: “Hemos encontrado ahora también una solución completamente diferente a la que habíamos imaginado inicialmente. Los motores se fabricarán en Japón hasta 2025. No los vamos a tocar en absoluto”, dijo el austríaco.
En un principio, Honda iba a supervisar y fabricar el motor de Red Bull para esta temporada, pero este y las próximas unidades de potencia se desarrollarían en su fábrica de Milton Keynes, Inglaterra. ¿A qué se debe semejante y repentino cambio? Marko deslizó que el éxito de Verstappen en el Mundial del año pasado lo cambió todo para Honda: “Mientras crecían nuestros éxitos, se ha producido un cierto replanteamiento entre los japoneses”, expresó.
Mientras este anuncio revoluciona a la Fórmula 1, aún no se sabe la fecha en la que Red Bull revelará al mundo su nuevo monoplaza, llamado RB18, con el que el equipo dirigido por Christian Horner y pilotado por “Mad Max” y Sergio “Checo” Pérez buscará volver a ser campeón, en una temporada que promete ser histórica para el Gran Circo.