Por segundo año consecutivo, el juninense se consagró campeón de la Liga Nacional. Claro, la temporada anterior lo hizo defendiendo los colores de San Lorenzo, derrotando también por 3-2 a Quimsa y cerrando el ciclo de la dinastía más ganadora en la máxima categoría de nuestro básquet con cinco títulos en fila para los de Boedo.
Pero esta vez, Romano se vistió de rojo y blanco para llevar bien arriba a un Instituto que, tras obtener el Súper 8, buscaba su primera consagración en la Liga. Tras un notable torneo, mejores playoffs e impactante serie de Finales, la Gloria consiguió el objetivo y el ala pivote así lo sintió: “Esto es increíble, estoy exhausto, y creo que todavía no caigo en lo que conseguimos. Pero es algo que deseamos con muchísima fuerza, todos teníamos muchas ganas de ganar este torneo, es hora de descansar y disfrutarlo”.
13.8 puntos, 7.2 rebotes y 1.6 asistencias en 29 minutos por juego fueron los números de un Romano que se encuentra, con 35 años, tal vez en el mejor momento de su carrera. De hecho, a su brillante presente en la institución cordobesa, se suma la convocatoria a la Selección Argentina de Néstor García para disputar las próximas Ventanas FIBA clasificatorias al Mundial 2023 los días 30 de junio y 3 de julio ante Venezuela y Panamá, respectivamente.
“Atravesamos muchas situaciones a lo largo de la temporada, y eso nos volvió todavía más unidos y fuertes. En especial en esta serie de Finales, quedó reflejado que fuimos una unidad”, dijo Nicolás respecto de las complicaciones que debió atravesar el equipo para tener su plantel completo, con el que pudo contar en su totalidad recién faltando diez partidos para culminar la fase regular.
Y en relación al increíble desenlace que se vivió en el estadio Ciudad de Santiago del Estero, afirmó: “Teníamos claro que el partido se definiría en la última bola”. Precisamente, la última bola fue el tiro libre que desató el festejo de Instituto al conseguir el primer título de LNB en su historia.