Unión llegó a la fecha 13 del Torneo de la Liga Profesional precedido de 20 goles a favor, que lo convertían en uno de los más efectivos. Paradójicamente, se dio ese registro en un momento donde tuvo repartida sus energías en la triple competencia: LPF, Copa Argentina y Copa Sudamericana.
En ese tramo, Gustavo Munúa tuvo que agilizar el ingenio para conformar el equipo y sobre todo el ataque, ante las lesiones de Jonatan Álvez y Matías Gallegos, más la incorporación fuera del mercado de pases convencional abierto del paraguayo Junior Marabel.
El Tate en ese tramo se mostró, con una formación alternativa, como un equipo compacto e incisivo en el área rival, como lo demostró con triunfos ante Boca en La Bombonera, Lanús en Santa Fe y Banfield en el Florencio Sola.
Sin embargo, cuando empezó Munúa a contar con variantes en la ofensiva, con las recuperaciones de Álvez, Gallegos y la incorporación de Marabel se quedó sin gol, lo cual es el causante principal de su caída en la tabla de posiciones y en la acumulada.
Llegó a Paraná con el fin de cortar su racha adversa de cuatro partidos sin ganar (tres derrotas al hilo y un empate), pero volvió a tener nulo poder de gol, a pesar de haber tenido innumerables ocasiones para convertir e incluso de haber fallado un penal en los pies de Álvez.
De esta manera, el Tatengue se volvió de Paraná con una nefasta racha de 453 minutos sin convertir. De hecho, falta un día para que se cumpla un mes del último tanto rojiblanco, que fue obra de Junior Marabel, en la victoria en Santa Fe por 2-1 ante Vélez.