La defensa de los ocho rugbiers está expectante y nadie sabe si va a desplegar alguna estrategia con la que finalmente intente atenuar las posibles penas que reciban los agresores de Fernando Báez Sosa.
Es que por ahora nadie conoce si Hugo Tomei jugará alguna carta pues al comienzo del juicio, a diferencia de la querella que insistió con que irá por el pedido de prisión perpetua para los ocho, no ensayó alguna otra alternativa a la del homicidio agravado que sostiene la acusación.
Tomei insistió, tal cual hizo durante la Investigación Penal Preparatoria (IPP), en señalar que existieron irregularidades del proceso judicial, por la forma y la calificación legal que les imputaron a los rugbiers.
Pero ni bien fueron planteadas esas dos nulidades el Tribunal 1 de Dolores las rechazó, pues habían sido un calco de lo que cuestionó y había sido desestimado.
Luego de ello, Tomei no volvió a sugerir, siquiera a través de las preguntas a testigos, ir por alguna otra opción del homicidio agravado y del plan premeditado para matar que tuvieron los rugbiers según la fiscalía y querella. Tampoco ninguno de los ocho rugbies habló para negar el hecho o que haya habido un plan para matar.
Sólo Luciano Pertossi en las últimas horas decidió intervenir para negar su presencia en un determinado momento de la pelea pero no fue más allá de eso y tampoco aclaró qué pasó esa madrugada ¿se habló qué iban a hacer antes del ataque? ¿Fue un acto espontáneo y la muerte de Fernando se les fue de las manos? ¿Por qué aquellos que no tuvieron participación directa en los golpes a Fernando intenta aclarar su situación?. Silencio casi absoluto.
Pero aún restan testigos, como ser aquellos solicitados por la defensa y que son familiares de los acusados, son de concepto, o sea se les va a preguntar sobre la personalidad de los imputados y qué les dijeron posterior al hecho. Pero nada vieron, ya que no estuvieron en Villa Gesell.
La defensa de los rugbiers guardaría una sorpresa
Sí estuvieron Javier Guarino y Juan Pablo Milanesi, dos de los rugbiers investigados al inicio del caso pero finalmente sobreseídos, y esta otra incógnita es si con su declaración pueden perjudicar a los imputados o no modificar para peor la acusación en base a las pruebas que ya se conocen.
Pero Tomei luego tendrá la posibilidad de dar su alegato, será el último acto que tenga para de querer desplegar una estrategia, ensayar una fundamentación para plantear que no fue un homicidio premeditado ni cometido con alevosía, y encuadrarlo en una calificación más leve.
Algo parece claro y es que,insistir con las nulidades como forma de derribar el proceso y que todos salgan indemnes es un riesgo muy alto que puede llevar a los ocho rugbiers a ser condenados, tanto el que tuvo una participación mayor como Máximo Thomsen o una menor como Lucas Pertossi que le pegó a los amigos de la víctima.
También corren los días y se acotan los tiempos por si alguno de los imputados decide hablar sobre lo que pasó, ya que luego de los alegatos sólo queda la instancia de las últimas palabras, que no es una etapa como la de la indagatoria y es más bien formal, y finalmente el veredicto.
Tomei no adelantó nada, nadie sabe si se mantendrá firme con su planteo de cuestionar el proceso y así ir por todo, o bien tiene una carta que no mostró y lo hará a media que llegue a su final el juicio, incluido la posibilidad de largar la defensa de algunos de los acusados que provocará una interrupción temporal en la continuidad del proceso.
Lo único certero son las fechas: el 18 últimos testigos, la próxima semana los alegatos y a fin de mes el veredicto.