En un mensaje grabado desde la Olivos, el presidente confirmó que ese miércoles 8 de marzo arribarían más gendarmes –hecho que se concretó con la llegada de algunos efectivos– y también aseguró la participación de los ingenieros de las fuerzas armadas para acelerar la urbanización de los barrios populares.
Sin embargo, a diez días del anuncio, algunos medios porteños aseguran que “los militares piden que los autoricen a portar armas para defenderse. Que los efectivos asignados no se sienten cómodos siendo escoltados por las fuerzas policiales. Esta semana hubo una avanzada para conocer el territorio, pero el despliegue aún está lejano”, asegura el portal Infobae.
“A diez días del sorpresivo anuncio, poco es lo que se ha avanzado en la implementación de la orden dictada por el Presidente en su carácter de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA). Y no precisamente por rebeldía o mala voluntad de funcionarios civiles y militares del área de defensa, sino más bien por la falta de precisiones operativas, logísticas y –por sobre todo– por la ausencia de voluntad política para brindar a los efectivos militares la seguridad personal que requieren al tener prohibido portar armas por imperio de la ley de Seguridad Interior”, afirma el texto de la nota firmada por Fernando Morales.
Según menciona el autor de la nota, una alta fuente militar le explicó: “El Ejército al igual que el resto de las FFAA recibe con gusto toda orden que implique llevar ayuda a sectores vulnerables de la sociedad civil, pero la idea de mandar militares a un territorio francamente hostil a cualquier esbozo de autoridad no puede ser soslayado. Necesitamos que se marque una clara diferencia entre lo que es la intromisión militar en tareas de seguridad interior a lo que atañe a la propia protección personal de los efectivos militares. No es un planteo militar es un pedido basado en el sentido común que indica que se debe permitir al personal portar sus armas de puño exclusivamente para su propia protección”.