Si se analizan las ventajas y desventajas del uso del teléfono celular en la vida cotidiana, sin lugar a dudas que las consecuencias del uso del móvil en la conducción encabezarían la lista de aspectos negativos de este balance. Es que desde que esta herramienta de comunicación, se convirtió en un miembro más de la anatomía humana, constituye un factor muy importante de distracción en el ejercicio de la conducción.
Aumenta el riesgo
Utilizar un teléfono celular mientras se conduce cuadruplica el riesgo de tener un siniestro vial debido a la falta de atención que produce. Cuando el teléfono suena, el ritmo cardíaco se acelera y a partir de ese momento hay que dividir la atención entre la conducción y la conversación. Así, la desconcentración se acentúa debido a que la charla requiere respuestas y activa emociones (pelea, noticia triste, etc.).
Está comprobado que cuando un conductor mira al teléfono durante tres segundos, circulando a 40 km/h, que es la velocidad máxima permitida en una calle, recorre 33 metros a ciegas. Es casi comparable a conducir casi media cuadra con los ojos cerrados. Igual de grave es que en una llamada que dura sólo un minuto, mientras se maneja a 130 km/h, la máxima velocidad permitida en una autopista, el conductor transita más de 2,16 kilómetros sin prestar total atención al camino.
Distracción al volante
Además de estar prohibido por la Ley Nacional de Tránsito, utilizar el teléfono celular al conducir implica desviar la atención adecuada al camino, aumentando las probabilidades de provocar un siniestro vial.
Según datos del Observatorio Vial de la ANSV, el 16,8 por ciento de los conductores de vehículos de 4 ruedas en la Argentina presentan al menos un factor de distracción al conducir, y la principal es el uso del celular, que representa el 9,4 por ciento de los conductores distraídos.