Un pastor religioso de Rosario enfrenta desde este jueves un juicio oral por una sucesión de ataques sexuales y amenazas contra nueve mujeres de las que abusó haciendo valer el poder de su nombre, en tanto referente espiritual de la comunidad. En la primera audiencia del juicio oral que comenzó en el Centro de Justicia Penal de Rosario, la fiscal Luciana Vallarella expuso el caso y pidió al tribunal oral una pena de 37 años de prisión para el religioso.
El proceso se desarrolla bajo la dirección de los jueces Gonzalo Lopez Quintana, Carlos Leiva y Lorena Aronne. El pastor Héctor Cabrera, de 58 años, fue acusado de haber acosado a una adolescente que concurría al templo Tabernáculo de Restauración, donde él oficiaba como autoridad, en Batlle y Ordóñez al 1800, barrio La Granada. La víctima, además, residía en un hogar para mujeres que depende del mismo templo.
El religioso la asedió durante un tiempo con varios mensajes enviados por redes sociales en el que le decía que ella era su “discípula preferida”, y le ofrecía dinero a cambio de sexo. Asimismo, llegó a engañarla en situaciones confusas para tocarla con motivación sexual. Aquí la fiscal entendió que hubo delito de acoso sexual laboral durante el tiempo que la menor de edad trabajó para el pastor. Y le agregó el cargo de “acoso sexual en calidad de autor y consumado”.
“Es un juicio importante por la cantidad de hechos, y por quién era el agresor. Abusó de nueve mujeres –dos menores– que asistían a una iglesia evangélica en condiciones de mucha vulnerabilidad. Así abusó de ellas y sostuvo su impunidad por mucho tiempo”, valoró la fiscal.
Otro de los delitos data del 26 de mayo de 2018, cuando Cabrera intentó abusar de otra mujer alojada en el refugio a cargo del templo. Pero el hecho sucedió en una fábrica de Entre Ríos al 2600, donde el pastor intentó violar a la víctima.
Hay otra denuncia anterior que ahora se ventila en el juicio: el 4 de abril de 2016 se ofreció amistosamente a trasladar en su auto a una mujer a la que conocía del ámbito religioso, pero desvió el trayecto y detuvo el coche detrás del cementerio de Villa Gobernador Gálvez, donde la sometió a punta de pistola y con amenaza para que no lo denuncie ni comente lo sucedido.
“Las víctimas cuentan que él siempre portaba armas. Es que también es policía retirado, incluso había tenido una condena por apremios y exacciones ilegales. Esto también generaba mucho temor y por eso les costó hacer denuncia”, dijo la fiscal.
Vallarella explicó que las víctimas fueron animándose a sacar todo a la luz a partir de encontrarse y compartir lo vivido. “Se fueron buscando y acompañando para poder hacer la denuncia. Porque implicaba amenazar a la propia comunidad de la que formaban parte. Demostrar que esto era cierto podía disgregar la comunidad que las había contenido”, explicó.
El alojamiento para mujeres que depende del templo era como un coto de caza para el acusado. Entre 2016 y 2017 abusó reiteradas veces de una menor de edad que residía allí. Además, en 2018 acosó sexualmente a otra mujer que era habitué de sus celebraciones del culto, en la calle Batlle y Ordóñez, como también de otra joven a quien abusó cuando era menor de edad y luego repitió la agresión en febrero de 2020. También esta víctima concurría con frecuencia a las reuniones del culto.
De la misma manera data de 2015 otra denuncia esgrimida por la fiscal Vallarella, y contra otra mujer que frecuentaba el culto. En ese caso, el pastor la amenazó con un arma de fuego para que se calle y no lo denuncie.
Otra víctima fue la hija menor de edad de una familia a la que el religioso visitaba a domicilio y con frecuencia en 2013, y en su condición de líder espiritual. Por último, también se lo juzga por haber violado en 2019 a la empleada de limpieza de la fábrica de botellas plásticas, en Entre Ríos al 2600, propiedad del acusado.