La delincuencia en Santa Fe no tiene límites. Este viernes cuando los sacerdotes fueron a abrir la puerta a las cuidadoras que trabajan en el lugar notaron unos ladrillos caídos y el portón de entrada desprendido: habían intentado sacarlo.
Del mismo modo, a la reja que protege la guardería que funciona en el mismo predio.
Pero eso no es todo, en la semana luego de una misa a media mañana un hombre se llevó el cáliz lleno de hostias.
"No es el primer robo que sufrimos. El año pasado se llevaron sanitarios y rejas e hicieron mucho daño", contó al móvil de LT10 Ivana.