Hay partidos que son de seis puntos. Este era uno. Porque se enfrentaban dos animadores del campeonato. El puntero con uno de sus perseguidores.
Quilmes (12) metió un triunfazo en San Juan y venció 2-0 a San Martín (13). El análisis es fácil. Lo gana por ser efectivo. Y porqué no también, por tener un jugador que sorprendió a todos.
Los goles fueron convertidos por Tomás González. El Rayo era uno de los más bajos (de altura hablando) que había en la cancha. Sin embargo metió dos goles de cabeza. Quizá por su altura, no lo tenían para la marca, y este metió dos testazos más que certeros.
Decir que el Cervecero jugó mejor, o jugó bien, sería erróneo. Las que tuvo las mandó a guardar, y a otra cosa. Eso sí, por momentos sufrió. No podía recuperar la pelota, y el Verdinegro movía el balón a su antojo. Pero hay momentos en que lo actitudinal pesa más. Metiendo, cortando cuando hay que cortar, Quilmes logró llevar el partido a un terreno en el cual se sintió cómodo.
Del lado de San Martín, lo dicho. No fue efectivo, y le faltó esa cuota de suerte. Tres travesaños en un partido, no es cosa habitual.
También, por momentos, tuvo la pelota, y si bien supo cómo lastimar, en otros minutos le costó la generación de juego. Los del Sur se cerraron en el fondo, y romper esa línea defensiva, en cierto transcurso del encuentro, se le hizo complicado.
Ya con la diferencia de dos en el marcador, Quilmes jugó a la contra, relegó la pelota, y así y todo, logró estirar nuevamente la ventaja. González x 3. Hat-trick del 7 que estuvo endemoniado.
Con estos tres puntos, los de Darío Franco quedaron como únicos escoltas de San Martín de San Juan. Es cierto, el conjunto del Sur tiene tres puntos menos por sanción. En tierra del vino, ganó la Cerveza.