Mayo llega a su fin y las estimaciones de las consultoras privadas dan cuenta de una inflación para el quinto mes del año en torno al 5%.
Luego de posponer aumentos en las tarifas de gas y luz, más la suspensión de la aplicación del impuesto a los combustibles líquidos, sumado a un arrastre estadístico bajo de las ultimas semanas de abril y los alimentos que se mantienen en un nivel entre 5% y 6% (que igualmente tuvo un leve repunte las últimas semanas), el gobierno lograría otra baja significativa del índice de precios al consumidor encadenando 5 meses de desaceleración desde el 25,5% que marcó diciembre.
No obstante, distintos analistas comienzan a alertar sobre cierta inflación reprimida, sobre todo en regulados, que de no gestionarla correctamente, podría volverse en contra del gobierno con un repunte de la inflación los próximos meses. Como otra cara de la moneda, la recesión y la caída de la industria comienza a prender las alarmas en el humor social de cara a la pérdida del empleo.
Para lo que corresponde a la inflación de mayo, el IPC de la Fundación Libertad y Progreso arrojó un aumento de 4,3% en mayo, desacelerándose 4,5 puntos porcentuales respecto a la medición oficial de abril (8,8%). De esta manera, en los primeros cinco meses del año el IPC acumula una suba de 72,1%. La variación interanual alcanza el 276,9%, mostrando la primera desaceleración en 10 meses.
La inflación núcleo se ubicó en el 4,8%, manteniendo la tendencia del mes anterior. Los regulados presentaron una suba del 4,0%, desaceleración que se explica más que nada por la postergación de los aumentos en electricidad, gas y combustibles.
En tanto, el relevamiento de precios minoristas de la consultora C&T para la región GBA tuvo un incremento mensual de 4,6%, el menor desde abril de 2022.
La consultora dirigida por María Castiglioni y Camilo Tiscornia coincidió también en que “la menor variación mensual se debió a la decisión del gobierno de acotar los ajustes de servicios públicos (con la excepción de los trenes), pero también tuvo que ver con que la inflación núcleo, que deja de lado dichos servicios y los productos estacionales, cayó a apenas el 2,5%, una tasa que no se registra desde 2020, en plena pandemia”.
La falta de ajuste en electricidad, gas y agua favoreció que el rubro vivienda, que había aumentado 42% en abril, apenas subiera 2,4% en mayo.
En alimentos y bebidas, el rubro de mayor ponderación, el incremento de precios fue de 4,9%, bajando del 6,8% de abril. La caída no fue mayor debido a que las verduras, un componente con fuerte comportamiento estacional, aumentaron 26%. Por el contrario, en panificados, frutas y bebidas hubo reducciones de precios.
Lo mismo sucedió en otros rubros de consumo masivo, como productos de limpieza y artículos de tocador. También en indumentaria, repitiendo un comportamiento estacional habitual.
En transporte y comunicaciones se destacaron el aumento del tren y del subte en la CABA y los ajustes en los servicios de telefonía e internet.
Desde EcoGo, señalaron que la inflación de mayo se ubicaría en el 4,8% mensual, un cálculo levemente por encima de lo proyectado la semana previa. Los cambios en la proyección se debieron principalmente al aumento en peajes y a una inflación en alimentos mayor a la esperada – en parte puede deberse al efecto del salto de los tipos de cambio paralelos-.
Respecto a junio, desde Libertad y Progreso, alertan que habrá una mayor incidencia de la actualización de tarifas, con lo cual podría cortarse la desaceleración del índice de precios. “Aún sin confirmación oficial de la actualización, no se puede cuantificar el impacto, aunque probablemente termine aportando algún punto adicional en sobre el IPC general. Por su parte, el incremento en combustibles no tendría una incidencia significativa en el próximo mes”, sostuvieron.
El próximo 13 de junio el INDEC dará a conocer el dato oficial de inflación de mayo.