Independiente Rivadavia se impuso por la mínima ante Gimnasia gracias al tanto de Lautaro Ríos y la asistencia de Sebastián Villa en su vuelta al fútbol argentino. Sin embargo, pese al resultado favorable, algunos "hinchas" de la Lepra de Mendoza invadieron el campo de juego y demoraron el partido durante más de diez minutos junto al grito desaprobador del público presente.
Otra vez los barras. Otra vez Mendoza. Otra vez Independiente Rivadavia. No se aguanta más esta imagen. pic.twitter.com/1vAVUFNBS8
— Nacho Genovart (@NachoGenovart) July 18, 2024
A los 7' del segundo tiempo, seis hinchas enmascarados opacaron lo que debería haber sido una fiesta por el primer triunfo de local de Independiente Rivadavia en el torneo. Debido a esto, Fernando Echenique, árbitro del partido, frenó el reloj y demoró el encuentro por este ingreso.
La gente silbó el ingreso de estos simpatizantes y no dudó en expresarse al grito de “hijo de…, hijo de …”. Luego, siguió el famoso canto: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Además, los jugadores también le pidieron a los hinchas que se bajen del alambrado y que salgan del campo de juego así se podía seguir el encuentro. Uno de los más exaltados fue Ezequiel Ham y hasta se lo vio a Tomas Palacios hablar con la gente en la tribuna.
Según lo que averiguó TyC Sports, se habría tratado de una interna de la barrabrava de la Lepra y la dirigencia. Estos jóvenes que ingresaron los metió justamente la hinchada local, ya que la comisión directiva les habría dado menos entradas de las que querían. A pesar de que estuvieron negociando para entrar en el entretiempo, no hubo respuesta y es por eso que se metieron apenas comenzó la segunda mitad.
Por suerte, once minutos después fue reanudado el partido y el tiempo perdido se vio reflejado en el tiempo de adición que otorgó Echenique una vez finalizados los segundos 45 minutos.