Desde la pandemia a la fecha, el número de practicantes se elevó, se adhirieron varios clubes de la zona y la rama femenina extendió su crecimiento.
Todo eso conlleva indudablemente a tener que contar con entrenadores a cargo, cuestión más que complicada para los participantes asociativos.
Solamente por citar algunos ejemplos: Alma Juniors perdió dos coachs (Torres, Avila), Banco uno (Molinero a Unión), Kimberley dos (Cian, Sagaian), Colón (SF) dos (Lluy, Cabrera), Unión (SF) tres (Albino, Arancio, Rinaudo), Almagro uno (Rista), Santa Rosa uno (Noe). La lista sigue.
Varios de los citados encontraron reemplazos, mientras que otros negocian o bien tienen como plan B a jóvenes estudiantes y/o jugadores del plantel superior.
Con una inflación que fue en descenso, pero el rubro como segundo trabajo (solo contados estrategas viven del básquet), la tendencia se acrecienta y es para tener en cuenta. El técnico, no es, ni más ni menos, que una pata importante en este juego de equipo.