Uno podría resumir diciendo que fue un tiempo para cada uno, y si bien el de los Sabaleros fue mejor que el del Tate, la igualdad la encontró de penal, en una falta que… no fue!? Entonces, ¿vimos lo mismo?, ¿qué discutimos? Y sí, puede que hayamos visto la misma imagen pero, según los prejuicios o las simpatías de cada uno, nuestros cerebros las interpretan de diferentes maneras. Que vemos lo que queremos ver es una verdad tan obvia como ignorada por el grueso de la humanidad, sin excluir ni mucho menos a los fanáticos de la pelota.
Leí en un diario español hace un tiempo que la falacia en el concepto de “objetividad” fue expuesto en 1954 por un par de investigadores estadounidenses tras examinar lo que decidieron llamar “las percepciones selectivas” de los aficionados rivales, cuando vieron una grabación de un partido entre las universidades de Dartmouth y Princeton. Sus interpretaciones de lo que ocurrió en el rectángulo, por ejemplo sobre cuál de los dos equipos jugó de manera desleal y agresiva, dependieron abrumadoramente del elenco con el que simpatizaban. se destacaba en dicho artículo que "costó creer que ambos grupos habían visto el mismo partido. Y los investigadores concluyeron que nadie mintió: que las dos radicalmente opuestas versiones de los hechos eran igual de sinceras y de reales para ambos grupos. Todos estaban convencidos de que basaban sus juicios en una fría visión de los hechos".
En cuanto a la lectura de los 90 minutos del último clásico santafesino disputado este domingo, hay dos grupos, cada uno compuesto por miles de personas, que parecen que estuvieron viendo el mismo partido, pero en realidad vieron dos. Desde los méritos hasta los fallos del juez tienen distinta lectura según los colores. Uno vio falta y desafía hasta la mismísima lente de la cámara de TV. El otro vio una caída sin que el arquero participe de la maniobra (en la que claramente participó) sin que se advierta contacto. Y unos creen que merecen el penal y hasta el triunfo por todo lo generado. El otro, que si no hubiese habido “regalo” argumentan que seguro salían victoriosos… Y así seguirán un tiempo más hasta desfallecer.
La gran mayoría considera que el árbitro se equivocó al ver aquel “piscinazo a la uruguaya”, y desde el otro sector, con méritos de sobra para alcanzar la igualdad, se justifican diciendo que “lo tocó”, y hasta no dudaron en aplaudir al árbitro por la fineza de “su visión y de su juicio”.
Buena parte de los males del mundo procede de la insistencia de los seres humanos en creer que poseen toda la verdad cuando a lo más que se puede aspirar es a tener un punto de vista. Menos mal que aquellas “percepciones selectivas” de un nuevo clásico se desvanecerán con el paso de los días… porque al fin y al cabo, no deja de ser un partido de fútbol Señores.