Los padres suelen preguntarse si sus hijos cumplen con las pautas de desarrollo establecidas y, por su parte, el contexto presiona para que todo sea en un determinado momento. Uno de esos cuestionamientos es cuándo es el momento adecuado para convencer al niño de dejar los pañales.
La doctora Mónica Oliver, médica psiquiatra y psicoanalista infantil, señaló en su informe “Enuresis y Encopresis. Rol del pediatra frente al niño y su familia”, el marco del 5° Congreso Argentino de Pediatría General Ambulatoria, algunas pautas básicas para empezar con el control de esfínteres.
Adquisición del lenguaje, desarrollo del aparato muscular, que no haya otras exigencias o situaciones estresantes para el niño y, preferentemente, haber superado pautas de comportamiento de la etapa oral, o sea, no usar mamadera ni chupete son algunas de ellas. Además, agrega que “puede considerarse precoz cuando se realiza antes de los 18 meses y tardío, después de los 36 meses”
La especialista detalla que “el control de esfínteres depende de un sistema anatomo-fisiológico, que únicamente tras un período de maduración podrá funcionar y cuya utilización dependerá de normas culturales. No es algo innato en sí, sino el resultado de la maduración de este sistema y del condicionamiento impuesto por la sociedad”.
Oliver sostiene que hay varias etapas respecto a la despedida del pañal. “En primer lugar, el niño es capaz de percibir que ha hecho pis o caca y es capaz de transmitirlo: ‘Me hice pis’. Luego puede percibir y transmitir que está por hacerse pis o caca, pero es incapaz de retener y controlar: ‘Me estoy haciendo pis’. Más adelante puede retener y decidir la expulsión, que le da placer. Puede interrumpir y recomenzar: ‘Quiero hacer pis’”.
Al respecto, y para controlar la ansiedad y las expectativas de padres y demás, la médica aconseja que “el control de esfínteres se realice en forma progresiva, esperando que el niño atraviese las distintas etapas y no adoptar una modalidad punitiva”.
Por último, Oliver recomienda el uso de pelela para el inicio de este proceso, así como “comenzar por el control diurno y luego de un tiempo (un mes o más) intentar el nocturno”. Es importante que “los padres respondan y estén atentos al pedido del niño de ir al baño y que luego que expresen satisfacción por el logro, ayudando al niño a sentirse orgulloso”, finalizó.