Ante estos comportamientos, la Fundación ANAR, con sede en España, brindó consejos para que padres y madres sepan manejarse en el ámbito deportivo, con el fin de que los niños puedan aprender valores de respeto, solidaridad y colaboración ante estas prácticas. Aquí, el decálogo.
• El deporte es salud. Es importante saber aprovechar sus beneficios y evitar que sea fuente de estrés, conflictos, ansiedad y, mucho menos, violencia.
• Aprender a enseñar y resolver conflictos de forma positiva. Es importante que los padres sepan resolver sin violencia los roces que se dan durante las competiciones. De esta manera, se podrá transmitir a los hijos una forma sana de manejarlos con diálogo, tolerancia y negociación.
•Respetar la autoridad. Es clave que los adultos respeten a las figuras que representan la autoridad para sus hijos, como los entrenadores, los árbitros y los profesores, ya que para desempeñar ese papel tuvieron que pasar por un proceso de aprendizaje que los habilita.
• Recordar que el deporte tiene un componente socializador. Ayuda a enseñar a trabajar en equipo para alcanzar un fin entre todos. Para que los pequeños salgan reforzados de la competición tienen que ser solidarios, respetar al rival, aprender a esforzarse y superarse a sí mismos. Es vital enseñarles que cuando un contrincante es bueno, puede motivar a superarlos, sin hacerlos sentir inferiores.
• El deporte ayuda a canalizar emociones de forma positiva. Permite realizar una catarsis individual o colectiva, porque a través del esfuerzo físico, las tensiones se liberan. Es muy importante que esta descarga se haga de forma adecuada a través de la risa y el divertimento y no desde la agresividad y la violencia.
•Usted es un ejemplo para sus hijos. Ellos a veces hacen lo que los padres dicen pero casi siempre, lo que ellos hacen. Es que los chicos aprenden por imitación. Es importante que usted cuide su comportamiento en escenarios en los que haya una competición deportiva y se exprese de forma educada.
• A través del deporte se aprende el valor del esfuerzo. Es clave enseñar a los chicos que si se le puso garra, pero no se llegó a la meta, no hay que frustrarse, sino tratar de superarse a uno mismo, al ser constantes. Hay que cuidarse que la presión no sea excesiva.
• Acompañe a su hijo, pero no lo controle. La sobreprotección es una forma de maltrato que impide crecer a los chicos. Aunque los padres piensen que saben mucho de cuestiones deportivas, tienen que aprender que si bien su influencia es importante, no van a evitar que los chicos sufran. Lo que ellos necesitan es saber que los progenitores estarán ahí pase lo que pase y que podrán contar con ellos cuando lo necesiten.
• El juego tiene que ser diversión, no competitividad. Algunos padres y madres exigen tanto a sus hijos que impiden que ellos puedan disfrutar en el deporte. El juego es un derecho fundamental para cualquier niño y debemos respetarlo como tal, sin importar que no sea el mejor.
• Se aprende más a través de la motivación que de la crítica. Exigirles y compararlos con otros compañeros genera frustración y baja autoestima. Lo mismo ocurre cuando los padres critican públicamente a otros compañeros, porque les enseñas a menospreciar a otras personas en público y a mofarse de ellas.