Los buenos hábitos de vida pueden generar beneficios en la salud cardíaca durante la juventud y en el sistema nervioso cuando se llega la adultez. Es que quienes mantienen sano su corazón a los 20 años podrían tener un cerebro mas grande a los 40, mejor preparado para soportar el deterioro lógico del envejecimiento, según indico un reciente estudio.
El trabajo, publicado en la revista Neurology, se desarrolló luego de tomar en cuenta las directrices del programa "Life's Simple 7" de la Asociación Americana del Corazón (AHA). Desde esa entidad promueven los beneficios de mantener una presión arterial saludable, controlar los niveles de colesterol, reducir el nivel de azúcar en la sangre, hacer actividades físicas de forma regular, comer mejor, perder peso, y dejar de fumar o evitar hacerlo.
Las personas de 20 años que siguieron estas recomendaciones, durante la mediana edad tenían cerebros similares a una persona diez años más jóvenes en relación a aquellos que optaron por no seguirlas. "Encontramos que los individuos que mantuvieron una mejor salud cardiovascular en la adultez joven tenían un volumen cerebral mayor en la adultez más avanzada", manifestó Michael Bancks, becario la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern en Chicago y autor principal de la investigación.
Para realizar este estudio, Bancks y sus colaboradores desarrollaron una revisión de los datos de 518 personas que fueron parte de una serie de pruebas con el objetivo de analizar la salud cardíaca con el paso del tiempo. Los participantes, todos con un promedio de edad de 51 años, tuvieron un seguimiento que duró tres décadas, en medio de las que rindieron diferentes exámenes y se les hizo un escáner cerebral para saber si seguían o no "Life's Simples 7".
Así, recibieron puntuaciones especificas, con un valor de 0 a 2 puntos por cada recomendación, de acuerdo a qué tan bien la seguían. Las puntuaciones finales, que podían llegar a ser de 14 como máximo, eran comparadas con los escáneres cerebrales que se hicieron durante la edad adulta de los voluntarios para corroborar si los hábitos saludables en la juventud tenían consecuencias positivas años después.
Y se determinó que cada punto logrado por el cumplimiento de las sugerencias de la Asociación Americana del Corazón "esencialmente el equivalente a un año menos de envejecimiento cerebral", según señaló Bancks. También se descubrió que quienes desobedecieron la orden de no fumar, tenían un cerebro más chico que aquellos que omitían el resto de las sugerencias.
"El cerebro es muy dependiente de un corazón y un sistema circulatorio sanos para funcionar bien, así que tiene sentido que una vida saludable para el corazón resulte en rendimiento cerebral óptimo", aseguró el especialista. Es que el cerebro "recibe el suministro de una red rica de vasos sanguíneos" que proporciona "la sangre rica en oxígeno y nutrientes que necesita para funcionar con normalidad".
Sin embargo, remarcó que si estos hábitos no se siguieron hasta los 40 años, no es tarde para modificar la tendencia. "Los resultados no son alarmantes ni nos mantienen en una situación desesperante, sino que representan señales de alerta para comprender que si empezamos a cuidar nuestra salud cardíaca desde una edad más temprana, podemos prevenir problemas cerebrales a futuro", concluyó.