Éste es un cáncer que afecta principalmente a mujeres de entre 45 y 70 años y detectado a tiempo presenta un elevado nivel de curación, por lo que los especialistas ponen énfasis en la importancia de los controles periódicos mediante la visita al médico, la realización de mamografías y ecografías.
En pleno marco del Mes de Sensibilización del Cáncer de Mama, que se conmemora en octubre, la doctora Victoria Costanzo, médica especialista en Oncología Clínica y subjefa de la Unidad de Cáncer de Mama del Instituto Alexander Fleming, destacó que “entre los factores de riesgo para padecer un cáncer de mama, el principal es ‘ser mujer’, ya que es un tipo de tumor que en el 99% de los casos se presenta en féminas”.
Costanzo atribuyó la presencia del factor hereditario en solo entre un 5 y un 10% de las pacientes y reconoció otros elementos predisponentes como la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la exposición a tratamientos de radioterapia dirigida a la mama o a la administración de hormonas como estrógenos o progesterona
A pesar de la importancia del diagnóstico temprano, se estima que aun en aquellos casos detectados precozmente, cerca de 1 de cada 3 progresará a estadios avanzados, que son aquellos en los que el tumor migra de la mama y se expande a otros tejidos u órganos del cuerpo.
Tanto recibir el diagnóstico, como luego someterse al tratamiento del cáncer de mama avanzado, lleva implícito un impacto psicológico y en la calidad de vida muchas veces difíciles de dimensionar para quienes no atraviesan por esa situación.
El relevamiento denominado Make your dialogue count llevado a cabo en 2014 sobre 359 pacientes con cáncer de mama avanzado, 252 oncólogos y 234 cuidadores, todos ellos de los Estados Unidos, mostró el elevado grado de afectación tanto del diagnóstico como del tratamiento del cáncer de mama avanzado.
En efecto, entre los resultados del sondeo, llevado a cabo por la encuestadora Harris Poll y esponsoreado por el laboratorio Novartis, muestran que mientras que 4 de cada 10 oncólogos (42%) reconocieron el impacto emocional negativo que tiene el tratamiento sobre sus pacientes, 3 de cada 4 cuidadores destacaron que gran parte de su rol estaba focalizado en una contención anímica y de acompañamiento, y entre las pacientes, el 44% reconoció sentirse inferiores como mujeres y el 44% afirmó que su tratamiento afectó significativamente su dignidad como personas.
Dependiendo de la expresión genómica del tumor, los cánceres de mama se dividen fundamentalmente en hormono independientes -RH negativo- (que incluye el llamado ‘triple negativo’ y los que presentan receptores tipo 2 del factor de crecimiento epidérmico humano -HER 2 positivo-) y los hormono dependientes, entre los cuales el más frecuente es el RH+/HER2 negativo. “Particularmente este último representa más del 70% de los tumores mamarios”, refirió Costanzo, quien también es docente de la Residencia de Oncología del Hospital Madariaga de Posadas, Misiones.
Entre las diversas alternativas para el tratamiento del cáncer de mama avanzado, hoy se dispone de opciones terapéuticas de blanco específico, lo que se conoce como ‘terapias dirigidas’, para indicar en reemplazo de la quimioterapia. “Sin embargo, a pesar de las evidencias científicas, todavía un grupo importante de profesionales sigue indicando quimioterapia como primera opción, en algunos casos producto de prácticas arraigadas y en otros también por trabas que se interponen en el sistema de salud”, insistió.
“En la terapia hormonal, por ejemplo, se actúa con medicaciones que trabajan en forma específica sobre las células malignas, mientras que la quimioterapia afecta tanto a las cancerígenas como a las normales y genera alta toxicidad. Por este motivo, en ciertos subtipos de cáncer de mama, como en el hormono dependiente RH+/Her 2- en estadio avanzado, se busca iniciar el tratamiento con terapia hormonal, ya sea sola o asociada a un ‘inhibidor de la quinasa asociada a ciclinas’, lo cual permite reemplazar o al menos demorar la indicación de quimioterapia”, subrayó Costanzo.
El objetivo del tratamiento en los casos de cáncer de mama avanzado es el de lograr que la paciente viva con la mejor calidad de vida durante el mayor tiempo posible. En este sentido, esta combinación de terapia hormonal con un inhibidor de la quinasa asociadas a ciclinas demostró una sobrevida libre de progresión de hasta 25 meses, la más alta hasta el momento comparada con los tratamientos disponibles y sin generar efectos que comprometan de manera significativa la calidad de vida de las pacientes.
“Con estos adelantos, las pacientes pueden vivir más tiempo sin que su enfermedad progrese y sin recurrir a la quimioterapia, aumentando las chances de poder beneficiarse con algún otro desarrollo que se presente durante ese período”, concluyó la Costanzo.