"Sé que es un club grande deportivo. En este club no juegan solo el fútbol sino también se ocupan de otros deportes –dice Gleb Affanasef en ruso y luego lee la traducción del Google en español–. Seguimos la orden del día a través de Instagram".
Gleb es bien rubio –como la imagen que nos representamos de un ruso–, alto y flaco. Tiene 23 años y estudia arquitectura. Es el capitán del equipo y juega como mediocampista por la izquierda. Su referente en Unión es Lucas Gamba. "Buen delantero", traduce el Google.
La entrevista con Gleb no fluye. Él habla ruso y un poco de inglés. La manera más eficiente es el traductor. Estamos en un bar que tiene todo tipo de platos típicos de Rusia, pero el capitán de Unión de Moscú elige tomar un té; el mate argentino. Le gusta hablar de su equipo e, intrigado, pregunta sobre el Tatengue santafesino.
Los jugadores del Albirrojo moscovita utilizan una camiseta titular roja y blanca a bastones y una alternativa azul, igual al conjunto santafesino. Al ser un equipo amateur, ellos mismos mandan a fabricar su indumentaria y hasta incluso tienen un auspiciante que los ayuda con los costos. Tratan de seguir todo lo que pasa con el Tatengue y representar su identidad, pero en Moscú.
Si bien en la Amateur League de las Américas juegan todos equipos que llevan nombres de clubes americanos, Unión de Moscú es casi el único que tiene un canal de comunicación e informa todo lo que sucede con el equipo. La paradoja es que en la mayoría de sus posteos en Instagram, casi todos los comentarios llegan desde hinchas del auténtico Tatengue.
La Liga se juega desde hace diez años y Unión atraviesa su cuarto año de historia en Primera. El conjunto se ganó un lugar de privilegio y en todos los torneos que disputó terminó entre los cinco primeros. En 2016 se coronó campeón de la Copa América (torneo similar a la Copa Argentina nuestra y en este caso la juegan los equipos de las tres divisiones) y en el actual certamen se ubica en la sexta posición.
Gleb cuenta que le encantaría ir a la Argentina y poder conocer el estadio 15 de Abril. Luego pregunta por Marcos Flores –exfutbolista de Unión– que actualmente está en Moscú y se entusiasma para que pueda jugar con ellos.
—¿Él jugaría? —pregunta incrédulo.
— No lo sé.
Lo llamamos. Marcos no atendió. Ese sábado a la mañana, ansioso por el debut de Argentina en el Mundial, Flores junto a su novia moscovita ya estaban en el Fan Fest a la espera del partido. Igual, en la cara de Gleb se dibujó una sonrisa. De inmediato lo buscó en Instagram y lo comenzó a seguir. Quedó en enviarle un mensaje: en una de esas Marcos Flores ahora que está en Rusia (jugó en Unión entre el 2004 y 2006 y 2007-2008) vuelve a vestir la camiseta tatengue, pero ahora del Tatengue de Moscú.