Facebook ha desarrollado una herramienta de inteligencia artificial capaz de, literalmente, abrirles los ojos a las personas que han sido fotografiadas justo en el momento en que parpadeaban. La tecnología se alimenta de otras imágenes tomadas con más éxito... o al menos en las que los protagonistas tenían los ojos abiertos.
Dos de los informáticos que programaron esta herramienta compartieron este 18 de junio con los seguidores del blog de investigación de Facebook los problemas a los que se enfrentaron, así como los primeros resultados del uso de la tecnología. En un artículo explican que la corrección ocular es parte de la tecnología conocida como 'in-painting' y que todavía no siempre funciona con caras fotografiadas en posturas extremas o con gafas de sol puestas, entre otros 'obstáculos'.
Para todas estas dificultades los investigadores ya plantean algunas soluciones y dan por resueltos varios problemas ordinarios de contextualización de los fragmentos insertados. Así, pudieron codificar, a partir de las imágenes de referencia, algunos rasgos individuales como la forma de los ojos. Eso permitió reducir varios puntos porcentuales la pérdida de contenido original.
El análisis comparó el nuevo método de retoque fotográfico con el más conocido de los ya disponibles, Photoshop, y destacó algunas mejoras obvias a la hora de eliminar imperfecciones. Los autores proponen apreciar estas mejoras en varias series de imágenes originales y reparadas.
Los programadores utilizaron 2 millones de imágenes de unas 200.000 personas para que el sistema pudiera reconocer automáticamente los ojos abiertos. Para que la inteligencia artificial aprendiera a reproducir los ojos sin dañar la estructura facial, fueron procesadas otras 100.000 fotos de unas 17.000 celebridades y famosos, al menos tres por cada persona.
El artículo no deja claro si la revolucionaria herramienta solo servirá para arreglar fotos publicadas en Facebook o si en el futuro se planea lanzar una aplicación independiente. Sin embargo, la tecnología podría ser un remedio contra la pesadilla de todos los fotógrafos aficionados (y a veces también de los profesionales): que unos párpados cerrados estropeen una foto perfecta.