Estando abajo en el marcador por 39 minutos, Las Gigantes terminaron ganándole a Brasil por 65-64. Un simple de Melisa Gretter resolvió el juego.
Al final de cuentas, todo se resumió a tres acciones concretas. La primera, un ataque de Brasil que concluyó con un tiro debajo del canasto, que no terminó ingresando. La segunda, una corrida furiosa de Melisa Gretter que finalizó con una bandeja bolada en el corazón de la pintura, acompaña por una falta.
La tercera, y luego de un libre que no entró, fue el simple que cerró el ciclo de Melisa Gretter. Ese, que se había abierto a fines de agosto del año pasado, cuando a la carrera buscó el triple para ganar la AmeriCup, que por cosas del destino no convirtió.
A las brasileñas le quedaron dos segundos para buscar torcer la historia, pero su última bola ni siquiera tocó el aro, y ahí sí, el desahogo en forma de grito, de todas como una… un hermoso cuadro de lo que es este grupo.
El 65-64 final rompió una larga sequía de 70 años, cuando en Buenos Aires 1948, Argentina se quedó con su primer Sudamericano (único hasta esta noche), del cual no formó parte el clásico rival.
Ante tamaña alegría que significa esta conquista, todo lo previo parece quedar en un segundo plano.
A ciencia cierta, Las Gigantes corrieron de atrás toda la noche. En el primer cuarto sufrieron a Clarissa (llevaba 9 de los 13 tantos del adversario), y cuando acomodaron las piezas en su terreno, el ataque no arrancó.
Pese a la rotación la situación no mejoró y la celeste y blanca terminó metiéndose en el segundo cuarto nueve abajo (8-17).
Allí, sin ser mucho más, Brasil aprovechó los problemas ofensivos nacionales para conseguir alejarse por 12 (18-30) a falta de tres minutos, en una escena que se tornó repetitiva: pocas opciones en ataque, mala puntería, y un pick and roll por eje de cancha que no fue punzante, ni generó variantes que incomoden a la defensa.
Las nuestras se metieron al descanso largo en desventaja de 12 (20-32), un 8/31 en tiros de campo, y la sensación que todo lo bueno que se hacía en el canasto propio, no podía plasmarse en el otro costado.
El regreso de zona de vestuarios no trajo grandes cambios de movida. Luego de dos minutos sin anotaciones, Argentina comenzó a hacer pie, y sin escatimar esfuerzos, fue edificando una racha que llegó a ser de 12-2 (32-34) al promedio.
Cuando parecía que llegaba el quiebre, a través de triples Brasil revivió y se disparó 44-36 con una ráfaga de 10-4 en tres minutos. Las Gigantes aguantaron el sacudón y pudieron arribar al último capítulo a seis de distancia (42-48).
En ese pasaje, el trámite se planteó de golpe por golpe. Argentina se puso al acecho y en un par de ocasiones redujo la brecha a una sola posesión, hasta que de las manos de Andrea Boquete llegó el triple que equiparó las acciones en 60, con un minuto por delante.
Erika sumó desde la línea (60-62) y Boquete respondió con una bandeja (62-62). Clarissa con libres volvió a aventajar a las rivales (62-64), y Débora González por el mismo camino, y a 13.8 segundos, igualó el electrónico (64-64).
Lo que siguió, es historia contada.
En cuanto a las estadísticas, cinco integrantes de la plantilla terminaron en doble dígito, con Andrea Boquete y Macarena Rosset en lo más alto, con 13 tantos cada una; seguidas de Melisa Gretter y Victoria Llorente con 11.
Las Gigantes, una vez más, hacen historia. Ahora, dando vuelta la página, emprenderán viaje rumbo a Europa, donde este fin de semana afrontarán sus primeros fogueos en el viejo continente, de cara al Mundial de España.