Luego de haber hecho historia en el fútbol paraguayo tras consagrarse campeón de la Libertadores de América en 1990 y formar parte de un exitoso plantel en Olimpia, Colón pasó a ser el nuevo hogar de Gabriel el Loco González donde—durante 1994 y 1995—deleitó a los sabaleros con su magia.
Bajo un calor intenso e intentando pasar desapercibido, el otrora talentosísimo delantero Gabriel González llegaba a la Olla Azulgrana para presenciar la final única de la Copa Conmebol Sudamericana entre su viejo romance de un año—Colón—e Independiente del Valle este sábado.
“Venía escondido, pero ahora…”, expresó—en medio de un notorio grupo de sabaleros coreando el Loco es de Colón. “Realmente es único y ojalá que se dé lo que tanto anhelan ellos, que es salir campeón”, agregó.
Además, el oriundo de Itapé de 58 años resaltó, “somos locales”. Los sabaleros llegaron cual éxodo rumbo a Asunción cual Meca o tierra prometida: alrededor de 37.000 hinchas del Colón coparon las calles de Asunción.
“Eso es lo que nosotros pretendemos, que seamos cálidos. Que seamos humildes, amables, porque le brindamos todo a ellos y yo, en carne propia, lo viví con ellos. Es un privilegio tenerlos acá”, agregó González.
Señaló el curioso hecho de su romance con la tribuna del cuadro santafesino. “Nosotros ascendimos a Primera, jugué un año nada más y con eso me idolatran”, recordó Gabriel. “He jugado al fútbol, parecería, con diversión. Disfrutaban conmigo…” y luego añade que también lo retaban, a veces. “Hice 14 goles y 28 pases de gol”, con una fina memoria expresó.
“Me obligan los amigos, me obliga la hinchada”, refirió González respecto a sus razones por la que se lo ve en un estadio de fútbol. “Por ese motivo, vengo a una cancha después de 20 años”, con una alegría en el rostro, concluyó Gabriel el Loco González.