Según un artículo de INFOBAE, El impacto local del coronavirus profundizará la recesión en que está sumida la economía argentina desde el inicio de 2018, llevando lo que en principio apuntaba a ser una contracción del 1,5% del PBI a una caída del 2%, coincidieron la consultora Ecolatina y el economista Orlando Ferreres. Esa caída, para un PBI de aproximadamente USD 450.000 millones, significa una pérdida de generación de bienes y servicios por algo más de USD 2.000 millones en términos de valor agregado, y de unos USD 5.000 millones a precios corrientes de mercado.
“Esto es un golpe fuerte a la actividad económica", señaló María Castiglioni, socia del estudio C & T Asesores Económicos. Un primer efecto, dijo, será la caída del sector agropecuario, tanto por efecto precio (más bajos de las materias primas agropecuarias) como cantidades, por la menor demanda mundial. Eso a su vez tendrá un impacto sobre el valor de las exportaciones y la recaudación fiscal. De todos modos, dijo Castiglioni, es difícil separar los efectos de lo que ya venía ocurriendo con la economía.
De hecho, según estimaciones de la consultora Abeceb, la caída de las exportaciones se estima hoy en unos USD 3.500 millones, consumiendo parte del lento repunte exportador verificado entre 2016 y 2019.
Por cierto, hay sectores en que el impacto es decisivo y casi enteramente atribuible al impacto de la pandemia. El caso más claro e inmediato es el sector turismo, que tuvo una buena temporada estival, tanto por los desplazamientos internos de los viajeros locales como el turismo receptivo, pero enfrenta un panorama preocupante y con perspectivas de turismo invernal muy pobres, agravadas por el hecho de que uno de los principales países de origen de las visitas de extranjeros en invierno, Brasil, además devaluó fuertemente su moneda y así encareció relativamente la Argentina como destino. También quedó cerrada, por tiempo indeterminado, la apuesta al turismo chino, una de las promesas que el sector había meneado en la Feria Internacional del Turismo (Fitur), realizada en enero en Madrid.
Además del turismo, están los efectos sobre el comercio y el resto de las actividades económicas, explica Castiglioni, porque un mayor grado de aislamiento implica menores niveles de consumo y, por arrastre, de producción, incluida la producción industrial, trabada además por las dificultades de provisión de insumos, partes y repuestos chinos e incluso por la afectación de los circuitos logísticos aún para provisiones no provenientes de China.
Circuito logístico
Al respecto, Sonia Castiglioni, ministra de Producción de Tierra del Fuego, dijo a Infobae que para mayo se estima que gran parte de la industria argentina, no sólo las plantas radicadas en la isla, tendrán dificultades de abastecimiento. “En algunos insumos, China es el único proveedor”, dijo la funcionaria, quien dio como ejemplo del tipo de situaciones que se presenta que una vez restablecida la actividad en un proveedor también tiene que verificarse que hayan vuelto a producir los proveedores de ese proveedor. Y si la cadena productiva se restablece, que también lo haga el circuito logístico. “Ayer (por el jueves) me comentaba una empresa que recibía repuestos por vía aérea que el circuito de carga era China-EEUU-Argentina. Pero ahora EEUU cerró los aeropuertos y este viernes aún no estaba claro qué pasaría con los aviones de carga”, dijo la ministra fueguina.
“Evidentemente, todo esto tiene un impacto: basta mirar la cantidad de carbono emitida en China”, apuntó a Infobae el economista Orlando Ferreres, titular del estudio O.J.Ferreres y Asociados. “Lo que ya se preveía como una caída de 1,5% del PBI, al final será de 2%”, señaló. Si Expoagro cierra un día antes, si el fútbol se juega sin público, si menos gente sale a restaurantes, al cine, a lo que fuere, la suma de esos pequeños efectos se aproxima a ese 0,5% de contracción adicional, explicó el economista, para quien la situación más parecida a lo que está ocurriendo actualmente se presentó en 2008, con la crisis de los créditos “subprime” en EEUU, que se propagó a Europa y a todo el mundo.
El único efecto positivo que exhibía la economía en los primeros meses, dice Ferreres, era un mayor consumo de los sectores más pobres favorecidos por las medidas oficiales, pero de escaso impacto en la actividad económica. El consumo interno no será una fuerza de tracción importante, señala, porque no hay perspectivas de que el salario real recupere una parte significativa de la caída de los últimos dos años. Si bien el economista no le dio tanta importancia a la caída en la cotización de la soja, porque ya estuvo en niveles inferiores al actual, sí llamó la atención sobre la caída del precio del petróleo, que aleja las chances de Vaca Muerta como impulsora de la inversión y la producción.
Hacia adelante, prosiguió Ferreres, las claves serán cuán rápido se consiga una vacuna o un tratamiento eficaz de la enfermedad y cuál sea el resultado de la renegociación de la deuda.
En ese frente, por cierto, el impacto no es positivo. Si bien la baja de las tasas internacionales puede hacer relativamente menos agresiva la quita que pueda exigir el Gobierno, los activos argentinos (los que ya existen y los que el gobierno pueda ofrecer) lucirán demasiado riesgosos. Basta mirar la evolución del riesgo-país que tuvieron en el último mes (particularmente, en la última semana) los bonos soberanos de la Argentina y los de países como Brasil, Colombia Uruguay y Croacia (vecina de Italia, el país europeo más afectado por el coronavirus).
Mientras el indicador computado por J.P. Morgan para la Argentina pasó de 2.420 puntos en lunes 6 de marzo y cerró la semana en 3.100 puntos luego de haber rozado los 3.200 puntos (esto es, un aumento de casi 700 puntos), el riesgo país de Brasil aumentó 105 puntos, el de Colombia 139 puntos y el de Uruguay, un restructurador “amigable” de su deuda, aumentó 53 apenas puntos, incluso antes del rebote (y reducción del riesgo país) del viernes.
De los 20 mercados emergentes para los que Morgan computa el EMBI (Emerging Market Bond Index), el aumento de riesgo más próximo al de la Argentina fue el de Ucrania (otro país que restructuró “amigablemente” su deuda), que aumentó 319 puntos, menos de la mitad de lo que hizo el riesgo argentino.
¿Qué puede hacer el Gobierno? “Lo que hacen todos los gobiernos: hacer tiempo y esperar que no haya mucho contagio hasta que aparezca una vacuna”, dijo Ferreres. Ese hallazgo llevará no días, sino meses “si uno es optimista”. Así que, en principio, habrá que pasar el invierno sin esa solución a la vista.
Peligrosa escalada
En tanto, la consultora Ecolatina, fundada por el ex ministro de Economía Roberto Lavagna y actualmente bajo la dirección del economista Lorenzo Sigaut Gravina señaló en un informe que si bien la economía China “está volviendo lentamente a la normalidad, la situación en Occidente escala peligrosamente y comienza a afectar el normal desenvolvimiento social, político y económico.
El cierre de fronteras, la cancelación de vuelos, la suspensión de eventos masivos son parte de una agenda política que viró violentamente y hoy, dice el informe, “está centrada casi exclusivamente en el control de la pandemia; a nivel económico se observa un fuerte deterioro en el frente financiero, en el comercio internacional y una parálisis del consumo y la producción en aquellos países donde parte relevante de su población está en cuarentena”.
El diagnóstico, aunque con un leve rezago, es similar para la Argentina. Por eso, dice el informe, “el impacto sobre la actividad económica será significativo”. Por el lado comercial, precisa, si bien Argentina es uno de los países con menor apertura comercial del mundo, parte relevante de su producción tiene como destino China, EEUU y Europa, que explican cerca del 30% de nuestras exportaciones) y el shock de demanda que están teniendo estos países definitivamente afectará el volumen de nuestras ventas; al mismo tiempo, el precio de las materias primas cayó en las últimas semanas y no queda claro si se recuperará en el corto plazo".
El turismo se verá directamente afectado por el temor y el cierre de fronteras y resentirá también el ingreso de divisas “en un contexto de escasez de Reservas Internacionales”. También las importaciones caerían, pero menos que las exportaciones. La escasez de divisas, según el informe, pondrá en una disyuntiva al equipo económico: “O impone restricciones cuantitativas a las importaciones con el fin de preservar el superávit comercial para hacer frente a sus compromisos financieros, o acepta perderlo parcialmente y no resentir tanto el nivel de actividad. Es probable que se elija un mix, lo cual afectará tanto la negociación de la deuda como a la actividad económica local”.
Sobre la restructuración de la deuda, el otro gran condicionante para la economía argentina 2020, Ecolatina acota que aunque la situación “si bien convierte una quita agresiva en algo más aceptable, también es cierto que aumenta la probabilidad de que fondos buitres compren parte relevante de los activos para bloquear la reestructuración con el fin de litigar para intentar cobrar el 100% de sus acreencias”.
Y en cuanto a efectos reales, directos, coincide en que la cancelación de eventos multitudinarios y un porcentaje creciente de empleados trabajando desde sus casas y la posible suspensión de parte del año lectivo afectará la actividad en sectores sensibles. Al respecto, recuerda en junio y julio de 2009, tanto los hoteles como los restaurantes sufrieron una merma en su actividad que superó el 8% mensual en términos desestacionalizados". Se sumaban ahí el efecto de la crisis financiera iniciada en septiembre de 2008, por la quiebra de Lehman Brothers, y la epidemia de Gripe A/H1N1.
“En este marco nos vimos obligados a recortar nuestra proyección de PBI para 2020, pasando de una contracción de 1,5% a una de 2% con riesgo a la baja si las restricciones de circulación/cuarentena se profundizan”, explica el infome de Ecolatina. La nota positiva, en ese panorama, es que la caída en los precios internacionales y las devaluaciones de socios comerciales como Brasil ayudarán a reducir la inflación local “siempre que no se produzca un nuevo salto del dólar oficial, lo cual ocurriría en un escenario de default”. Del mismo modo, aunque el desplome del precio del petróleo paraliza la actividad local en el sector, ayuda a contener la presión de aumentos de tarifas y combustibles. En este marco, concluye Ecolatina, “nuestra proyección de inflación para el año pasa de 37,5% a 35 por ciento”.