Una fiscal solicitó cuatro años de prisión efectiva para Matías Ezequiel Martínez, el policía preso por el femicidio de Úrsula Bahillo, en un juicio realizado en los tribunales de Junín por una de las causas de violencia de género en la que había sido denunciado por una de sus exparejas.
Fuentes judiciales aseguraron a Télam que en el juicio, que se desarrolla en el Juzgado en lo Correccional 1 de Junín, el propio Martínez reconoció el hecho y su defensa estuvo de acuerdo con el pedido de la fiscal Fernanda Sánchez, por lo que se espera que en los próximos días sea condenado por “lesiones leves calificadas y amenazas calificadas", en perjuicio de Belén Miranda, una de sus exparejas.
La causa
En esta causa, Martínez está imputado de los delitos de "lesiones y amenazas agravadas" y se inició a partir de la denuncia en 2017 de Belén Miranda, una de las exparejas de Martínez que incluso había tenido contactos con Úrsula antes de que fuera asesinada.
"Llegó el día más esperado, tengo los sentimientos encontrados, quiero verlo y ver si tiene el valor para mirarme a la cara el hdmp, no hay que odiar ni desearle la muerte a nadie, pero a él lo odio y deseó que se muera pero que sufra mucho y pague por los daños que causó", posteó esta mañana Miranda en su perfil de la red social Twitter.
La propia Miranda contó en varios medios de comunicación la relación violenta que tuvo con Martínez hace cuatro años, lo acusó de ser un "protegido" de sus compañeros policías y recordó el día que el golpeó y la amenazó con un arma.
"Una sola vez me agredió físicamente y fue lo peor que pasé en mi vida", dijo Miranda la semana pasada a un canal de televisión.
Al recordar ese episodio, contó que Martínez llegó un mediodía a buscar su almuerzo y cuando se dio cuenta de que uno de los hijos de Belén se había orinado en la cama, empezó a gritar y a cuestionar por qué los chicos tenían camas, a lo que la joven le contestó que si no le gustaba que se fuera.
Según Belén, la respuesta de Martínez fue agarrarla del cuello y tirarla contra una pared y luego contra la cama, y una vez que ella estaba en el suelo, sacó su arma reglamentaria y la amenazó con matarla o con suicidarse, mientras simulaba con la pistola.
"Yo empecé a gritar, mis hijos fueron testigos de todo lo que pasó, y cuando intenté agarrar mi celular me pegó una trompada, me sacó el celular y se inclinó para mirar por el pasillo, ahí lo empujé y cerré la puerta, pero como tenía todo abierto entró por la ventana", indicó.
Entonces, Martínez continuó amenazándola de muerte; elle, en cuestión de segundos, tomó a sus hijos y escapó hacia la casa de su hermano, que solía dejarle las llaves de su vivienda, ubicada frente a la suya, con un patio de por medio.
"No sé cómo hice para escaparme de ahí pero me metí en la casa de mi hermano, y uno de mis nenes me dijo que nos escondiéramos en el baño, porque si nos veía nos iba a matar. Fueron segundos, esperé y él se fue como si nada hubiera pasado, cuando llegué a hacer la denuncia, él me estaba denunciando a mí", aseguró, y luego contó que sus compañeros policías lo metieron en un calabozo para "resguardarlo" porque su familia había salido a buscarlo.
Belén además contó que Úrsula, sabiendo que ella ya lo había denunciado, se comunicó con ella por Instagram tres días antes de ser asesinada pidiéndole una conversación personal y que durante la noche se encontraron y charlaron durante una hora.
"En ese tiempo le llegaron como 100 mensajes de él, preguntándole qué hacía conmigo, diciéndole que la iba a matar, ella tenía todas las pruebas", dijo Belén y recordó que antes de despedirse, Úrsula le dijo: "Si me pasa algo, ya sabés quién me mató".
Martínez, un policía bonaerense que estaba de licencia con carpeta psiquiátrica, está detenido en la Alcaidía Penitenciaria de Junín, acusado del delito de "femicidio agravado por alevosía y ensañamiento" de Úrsula.
Úrsula fue hallada el lunes 8 de febrero cerca de las 20.30 asesinada a puñaladas entre unos pastizales en un campo ubicado a la altura del paraje Guido Spano, a unos 13 kilómetros de Rojas, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires.
El femicidio fue descubierto tras un alerta al 911 de un tío del propio imputado, quien refirió que creía que su sobrino había matado a una joven porque éste le confesó en un llamado que "se había mandado una cagada".
Al llegar al lugar, la Policía encontró a la chica asesinada y al hombre malherido, ya que después del crimen se clavó el arma homicida en el abdomen.
Martínez intentó escapar a pie por los pastizales, pero fue reducido y quedó apresado.
Úrsula había denunciado en varias oportunidades a su exnovio por amenazas y violencia de género e incluso el policía tenía una medida de restricción perimetral que había violado dos días antes del crimen.