Nacido el 10 de julio de 1856, de origen serbio, Nikola Tesla era ingeniero eléctrico y mecánico, además de físico. Es considerado como uno de los inventores más prolíficos jamás conocido, ya que llegó a registrar más 900 patentes, sin mencionar muchas de las obras que nunca patentó y otras tantas que acabaron siendo usurpadas por otros autores.
De madre analfabeta, pero inteligente y con gran poder para la invención, y padre sacerdote ortodoxo, desde muy joven demostró ser capaz de llevar a cabo cálculos muy complicados en su cabeza, que normalmente requieren tablas de cálculo. Además, era muy bueno aprendiendo nuevos idiomas, y disponía de una memoria visual sensacional. De hecho, tenía la capacidad de representar una máquina con tanta precisión que también podía reproducir su funcionamiento.
Así, en el año 1875 ingresaba en la Escuela Politécnica de Graz, en Austria. Por aquel entonces ya soñaba con crear una máquina voladora. Poco después, cuando estudió el dínamo de Gramme, en ocasiones funcionando como generador y otras como motor en la dirección de la corriente, ya imaginaba las ventajas que podrían derivarse de la corriente alterna.
Pero no fue hasta 1896 cuando desarrolló un sistema hidroeléctrico capaz de convertir la energía de las Cataratas del Niágara en electricidad, impulsando con ello las diferentes industrias de la ciudad de Buffalo. Los generadores fueron fabricados por Westinghouse Company en estricta conformidad con las patentes de Tesla.
La radio
Aunque el crédito de esta invención lo tiene Guglielmo Marconi, ¿sabías que muchos historiadores consideran a Tesla como el inventor original de la radio? Existe cierta evidencia de que Tesla presentó su versión en el año 1893 a la Asociación Nacional de la Luz Eléctrica, patentándola posteriormente en el año 1897.
Sin embargo, en el año 1904 la oficina de patentes decidió cambiar su decisión a favor del italiano, quien posiblemente consiguió la financiación necesaria de la mano de Thomas Alva Edison y Andrew Carnegie.
Los rayos X
La invención de los rayos X se le acredita oficialmente al físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen, pero las aportaciones de Tesla fueron simplemente fundamentales.
De hecho, una década antes de su invención, Tesla desarrolló distintas investigaciones sobre el campo del electromagnetismo, dando cuenta de lo importante que era la consideración de los peligros inherentes al uso de la radiación ionizante.
La corriente alterna
En la Exposición Universal de Chicago, celebrada en el año 1893, Tesla y Edison presentaron dos formas de producir y distribuir electricidad.
Así, mientras que la corriente directa propuesta por Edison era costosa y, además, su producción era también peligrosa, el método de Tesla probó que la corriente alterna era bastante más segura.
El motor eléctrico
Curiosamente, nos encontraríamos ante uno de los inventos de Tesla que, en los últimos años, ha sido popularizado por Tesla, la popular marca de vehículos. Se trata de un motor con campos magnéticos que giran para producir energía.
Sin embargo, con la crisis de la década de 1930, y posteriormente la Segunda Guerra Mundial, el invento quedó en el olvido al menos para su uso en los vehículos, pero esta invención se utiliza en distintas máquinas, como podría ser el caso de las bombas de agua, relojes de pulsera, compresores y ventiladores industriales.
Telecomunicaciones inalámbricas
Tesla demostró que la transferencia de energía eléctrica de manera inalámbrica era posible mediante la utilización de una serie de bombillas de fósforo, proceso que bautizó con el nombre de inducción electrodinámica.
El inventor, de hecho, tenía el convencimiento de que, algún día, esta tecnología ofrecería la posibilidad de permitir la transferencia de energía.
Las lámparas de neón
Aunque Tesla no descubrió las luces fluorescentes y de neón, sí realizó muchas contribuciones al avance de ambas. Es más, llegó a ver una oportunidad y experimentó con el paso de partículas eléctricas a través de los gases, desarrollando cuatro tipos distintos de iluminación.
Por ejemplo, fue capaz de convertir la luz negra en luz visible utilizando para ello una sustancia con cualidades fosforescentes creada por él mismo. Y también encontró un uso práctico para tal tecnología cuando creó lámparas y letreros de neón.
Desde ese momento, la idea ganó popularidad y, hoy en día, continuamos utilizando las luces de neón y los carteles que, por ejemplo, iluminan algunas de las principales ciudades del mundo.