Tardó un poco más de lo prometido, pero Elon Musk ha confirmado este lunes que un humano ha recibido por primera vez el implante de un chip en el cerebro. “Se está recuperando bien”, ha asegurado el empresario al dar a conocer la noticia en X, la red social. “Los resultados iniciales muestran una prometedora detección de los impulsos eléctricos neuronales”, añade. El procedimiento quirúrgico ha sido realizado por Neuralink, una de las empresas propiedad de Musk. De momento, no se sabe la edad ni la identidad del paciente.
Musk ha hecho parecer el avance tecnológico y científico como un hito mercadotécnico. “El primer producto de Neuralink se llama Telepatía”, aseguró el empresario. Este servirá para poder controlar con el pensamiento el teléfono y la computadora del paciente que ha recibido el implante. “Los primeros usuarios serán aquellos que han perdido el uso de sus extremidades. Imaginen si Stephen Hawking se hubiera comunicado más rápido que un estenógrafo o un subastador. Esa es la meta”, ha informado el emprendedor.
La compañía comenzó en septiembre a reclutar pacientes para los experimentos, que tienen una duración de seis años. Los pacientes formarían parte de PRIME, un programa que resume los objetivos de la compañía, la implantación precisa en el cerebro de un chip (Precise Robotically Implanted Brain Computer Interface). En su primera gran presentación al público, la empresa aseguró que el implante, “cosméticamente invisible”, permitiría el control de un cursor o de un teclado usando “solo los pensamientos”.
El objetivo de Neuralink era enfocarse en los tetrapléjicos con lesiones en la columna o personas que sufren desde al menos un año de esclerosis lateral amiotrófica, ELA. Los elegidos debían ser mayores de 22 años y contar de manera continua con un enfermero o guardia. Serían recompensados con apoyos económicos para transportarse a los sitios donde se realizarían las pruebas clínicas en los 18 meses de la primera etapa. La gran recompensa, sin embargo, sería un cambio radical en sus vidas que sería provocado por un chip implantado en la parte del cerebro que controla la intención de movimiento. El semiconductor registra la actividad neuronal a través de 1024 electrodos distribuidos en 64 cables, cada uno más delgado que un cabello humano.