Por la primera fecha del Grupo B de la Eurocopa 2024, España y Croacia se vieron las caras en tierras alemanas. Si bien en la previa se preveía un encuentro luchado y trabado, la Roja tiró por el suelo todo tipo de especulaciones siendo superior y quedándose con una merecida victoria por 3-0. Álvaro Morata, Fabián Ruiz y Daniel Carvajal fueron los autores de los goles.
Sorprendió España con una puesta en escena repleta de poderío. Minimizando a una Croacia que en todos los grandes torneos siempre exhibe orgullo, llevando al extremo a cualquier rival para derrotarla. Engrandece el primer paso repleto de firmeza de un grupo de jugadores a los que no les pesó la responsabilidad del debut y que exhibieron virtudes como bloque. Un equipo por encima de las individualidades.
En un duelo tan repetido que desde el perfecto conocimiento entre ambas selecciones, que cruzaron sus caminos por cuarta Eurocopa consecutiva, sorprendió la desigualdad. Convertida España en 'bestia negra' croata, silenciando un Olímpico de Berlín donde el rival ganaba por goleada en la grada. Encendida mientras su ejército de guerreros ajedrezados salió a dominar e intimidar.
Pero nada hizo temblar nunca a España. Consciente de que para ganar debía igualar el nivel de exigencia. Sin conceder, desde que se hizo con el balón cambió el panorama. Una posesión con un mayor grado de verticalidad. La aseguran la voluntad de Nico Williams, que lo intenta siempre por donde aparezca, y el descaro de Lamine Yamal. El futbolista más joven en debutar en la historia de la Eurocopa que, con 16 años, cerró el primer acto con una asistencia que sentenciaba el duelo y jugó en la segunda como si estuviera en el patio de su casa.
A España se le caen los goles. Y esa es, sin duda, una de sus mejores cartas de presentación. La variedad ofensiva que presenta con extremos puros, un punta como Morata que comenzó enchufado y el peligro de la segunda línea. En Mallorca Pedri, en Berlín Fabián. Y las variantes que esperan su turno en el banquillo. Un aval en un torneo como la Eurocopa.
Ya había avisado Morata con un primer disparo a puerta para soltar nervios, un zurdazo blando desde la frontal, de que castigaría el espacio entre dos centrales de menor experiencia internacional como Sutalo y Pongracic. Budimir remató alto un centro desde el costado, encimado por Le Normand. Y la segunda que tuvo el capitán español no perdonó. Enterrando cualquier sentimiento negativo que en ocasiones le atenaza ante la presión, corriendo al espacio para encontrar la visión de Fabián, definiendo con sencillez ante la salida desesperada de Livakovic.
Croacia reaccionó a los golpes con su orgullo habitual pero se topó con la firmeza de Unai Simón. Primero deteniendo abajo un disparo de Kovacic. En tres minutos España enganchó dos directos que dejaron grogui al rival. Ya corría liberado de la presión inicial Yamal, aún falto de acierto en el uno contra uno, cuando el balón cayó a Pedri que encontró centrado a Fabián para firmar una obra de arte. Control con recorte de tacón, un segundo amago y zurdazo cruzado a la red.
El mejor de los planteamientos previos de partido se plasmaba y ni una nueva reacción de rabia ante los golpes recibidos de Croacia, con el disparo de Brozovic con más potencia para embellecer la estirada de Unai y el remate posterior al lateral de la red de Majer, harían dar un paso atrás a España.
Salió ilesa de cualquier duda defensiva, como la de Carvajal dejando pasar un centro y sin contar con la aparición de Gvardiol que cruzó en exceso su disparo. Del error pasó al acierto para poner el broche en el tiempo añadido. En acción de estrategia de la pizarra de De la Fuente, con un córner en corto que acabó con la primera asistencia de Yamal en un gran torneo a la aparición por sorpresa, indetectable entre líneas defensivas, de Carvajal para remachar el caramelo a la red.
Los deberes estaban hechos y en la segunda parte, ante el esperado paso al frente croata para encontrar algún aspecto positivo que le invite a reaccionar en su próximo encuentro, España debía de mantener el compromiso. Lo hizo con gran actitud defensiva de una zaga que se estrenaba en la que resaltó Cucurella como luchador incansable, salvador del tanto de Stanisic que habría provocado una reacción que nunca llegó.
Con espacios para correr Lamine Yamal convirtió un encuentro de máxima tensión en el partido de barrio que debería estar jugando con 16 años a inicios de verano. Sacó su repertorio de regates, encaró y se marchó con facilidad, acarició el gol, evitado por la mejor mano abajo de Livakovic, y enamoró con sus carreras.
El cierre de partido no fue tan redondo como el resto. Un error con los pies de Unai Simón, que trajo de vuelta los peores recuerdos en acciones innecesariamente arriesgadas, provocó un penalti de Rodri a Petkovic cuando iba a marcar a placer a diez minutos del final. Pudo ser roja, amarilla para el colegiado inglés.
Corrigió su error Unai parando de nuevo un penalti a Croacia, como en la tanda final de la Liga de Naciones que dio el título en 2023, y aliándose con la fortuna en el gol posterior anulado desde el VAR por fuera de juego. No era el día del ejército de Modric. Y España se marchó con el susto en el cuerpo tras ver quejarse en el suelo a Rodri, el jefe de un proyecto que voló en su estreno.