Un artículo del grupo de estudio Baltimore Longitudinal Study of Aging (BLAS), liderado por el National Institute of Aging (NIA) de Estados Unidos, explica los motivos.
El estudio realizado por el NIA siguió a 2.084 personas (de 17 a 94 años) durante 35 años, e identificó que comenzaron a perder altura alrededor de los 30 años y que la contracción se aceleró con el tiempo. En promedio, entre los 30 y los 70 años, los hombres perdieron tres centímetros, mientras que las mujeres perdieron cinco. A los 80 años, los primeros han perdido cinco centímetros y las mujeres ocho centímetros.
La pérdida de masa ósea (osteopenia u osteoporosis) hace que los huesos en algunas regiones del cuerpo disminuyan en grosor. También perdemos masa muscular a medida que envejecemos, lo que dificulta una postura correcta y nos encorva.
Esto ocurre debido a una combinación de tres factores: los huesos comienzan a descomponerse y los cartílagos y músculos se adelgazan. El ritmo al que ocurren estos procesos varía según los genes, la nutrición física y los niveles de actividad a lo largo de la vida de una persona.
Alrededor de los 40 a 50 años, se empieza perder masa ósea gradualmente, a medida que los huesos comienzan a descomponer el hueso viejo más rápido de lo que el cuerpo puede generar hueso nuevo.
Cuando se pierde masa ósea, cualquier daño a los huesos los hace más débiles, delgados y quebradizos, causando osteoporosis. Y esto puede provocar una disminución de la altura.
La pérdida de altura también puede deberse a una mala postura. La pronunciada curvatura hacia adelante de la columna, conocida como hipercifosis, puede provocar un redondeo permanente de la parte superior de la espalda, lo que reduce la altura unos pocos centímetros.
También ocurre que en los mayores los músculos pueden atrofiarse, condición conocida como sarcopenia. Y la falta de apoyo muscular alrededor del torso dificultará su capacidad para ponerse de pie, haciendo que caminen encorvados.
Y el otro motivo que explica el encogimiento se debe a la degeneración y deshidratación de los discos intervertebrales. Los discos de cartílago entre las vértebras se dañan o adelgazan debido a una lesión o se secan con el tiempo.
Para mejorar esta condición es fundamental una alimentación saludable y la actividad física, ya que mejora la fuerza y ralentizará el proceso de encogimiento si se practica con regularidad.
El deporte frena la degeneración y pérdida de densidad de los huesos, incluidos los implicados en la posición erguida. También ayuda a desarrollar el sistema neuromuscular, favoreciendo las acciones musculares de levantar, controlar y equilibrar el cuerpo.