El álbum "Back to Black", segundo y último de la fallecida Amy Winehouse, cumple mañana diez años. Considerado por la crítica como un trabajo fundamental, que volvió a posicionar a la música a la música soul, influenció a toda una generación de cantantes, incluyendo a Adele, Lana del Rey o Lady Gaga.
Varias publicaciones especializadas lo destacaron como uno de los mejores álbumes de 2006 y 2007. Rolling Stone lo situó en el número 20 de la lista de los cien mejores discos de la primera década del siglo XXI. Solo en el Reino Unido venció 3,58 millones de copias, lo que le convierte en el segundo disco más vendido de este siglo, mientras que en 2013 había superado la cifra de 12 millones en todo el mundo.
Winehouse se alzó con el galardón a la mejor solista británica en los "Brit Awards" de 2007 y "Back to Black" fue finalista ese mismo año del Premio Mercury, al que ya había optado con su primer trabajo "Frank" (2004). En 2008 se convirtió en la primera cantante británica que lograba cinco premios Grammy.
Prácticamente desconocida para el gran público hasta entonces, "Back to Black" le valió a la cantante el reconocimiento mundial. Sin embargo, pese al éxito, su vida privada estaba plagada de excesos, muchas veces públicos; abuso de alcohol y drogas y relaciones sentimentales tormentosas.
El 23 de julio de 2011, Amy Winehouse fue hallada muerta en su casa de Camden Town. Tenía apenas 27 años. La autopsia realizada a la solista reveló que su menudo cuerpo contenía 416 miligramos de alcohol en sangre.