En esta semana se presentaron la mayoría de los equipos que integran la Fórmula 1. A simple vista, se aprecian cambios drásticos: nuevas trompas, alerones más bajos y anchos, neumáticos mucho más grandes. Es el inicio de una nueva era en la mejor categoría de automovilismo del mundo.
Estas modificaciones se producen porque el gran circo de la F1 ve el abismo muy cerca. Hoy, las carreras son aburridas. Autos feos y con ruidos raros -mezcla de motor, turbo y batería-, no hacen más que ahuyentar al público que, en los últimos años, dejó de consumir el producto. Este fenómeno es una alarma para un negocio que debe generar mucho dinero.
Los cambios de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) para la F1 pretenden resucitar la competencia con monoplazas más agresivos, rápidos -dicen que volverán a ser tan veloces como hace 10 años-, y una mayor exigencia física para los pilotos. Sebastian Vettel se quejó en 2016 porque, antes de sentarse en el auto, debía estudiar todo un manual para entender el funcionamiento del volante. "Volvamos a los V12 con solo dos botones", reclamó.
Este es un claro ejemplo de cómo la F1 trazó su camino en función de las nuevas necesidades tecnológicas de las automotrices, y se olvidó por completo del espectáculo para la gente. Ahora solo resta saber, durante el transcurso de este año, si los cambios van a funcionar.
Neumáticos más anchos: para aumentar el agarre y la velocidad en las curvas, aumentarán su tamaño en un 25%. Los delanteros pasaran de 245 mm de ancho a 305 mm; y los traseros, de 325 mm a 405 mm. Con estos cambios, Pirelli asegura que los autos serán 3 segundos mas rápidos por vuelta.
Alerón trasero: será más ancho y más bajo como era en los ' 90. El cambio va a generar más carga aerodinámica.
Chasis más ancho: el auto tendrá dos metros entre los extremos. Se repite el ancho utilizado por la F1 hasta 1990. Esta modificación intenta darle un aspecto más agresivo al auto.