Argentina vive momentos de incertidumbre, fundamentalmente en el plano económico. ¿Puede esta u otras preocupaciones afectar nuestra salud? El jefe de Cardiología del hospital El Cruce no lo duda: sí.
“Los ataques cardíacos son accidentes dentro de la evolución de una enfermedad de mucho tiempo”, comienza explicando. Los factores de riesgo que aceleran esa evolución son el colesterol, el tabaquismo, la presión alta, la obesidad, la diabetes, el sedentarismo. Todos ellos van enfermando las arterias. Pero además, estas últimas pueden “sufrir un cambio abrupto, romperse o accidentarse, y ahí se puede formar el coágulo que trae el infarto”. Y esos accidentes, esos cambios abruptos, “parecen tener que ver mucho con las situaciones emocionales negativas”.
“Hay infinitos estudios sobre catástrofes naturales, terremotos, los primeros días de una guerra, crisis económicas e incluso circunstancias futbolísticas que así lo demuestran”. También la pérdida de familiares o del trabajo, agregó el ex presidente de la SAC. Así, por ejemplo, en nuestro país fue palpable el incremento de los episodios cardiovasculares en medio de la terrible crisis económica de 2002.
“Es un consenso con mucha documentación científica que las emociones negativas se vinculan con la posibilidad de ataques cardíacos”, insistió Tajer, y dio ejemplos de investigaciones nacionales e internacionales al respecto.
Entre ellas, una es destacable por su pertinencia en este momento: en el mundial de Francia ’98, cuando Argentina le ganó a Inglaterra por penales, los infartos aumentaron un 50% en ese país europeo.
Al mismo tiempo, otros estudios indican que “la actitud optimista o las cosas buenas de la vida protegen de las enfermedades”, y concretamente de los ataques cardíacos. No hay dudas: “los optimistas viven más años”.
Sin aviso
Tajer suministró además otro dato a tener en cuenta: “en la mitad de los infartos, el primer síntoma de la enfermedad es el propio infarto. No es que el paciente viene con años de problemas”.
Por eso es importante actuar sobre los factores de riesgo. Porque “el infarto en sí es un accidente que ocurre sobre un territorio predispuesto”. Pero buena parte de las veces, no avisa.
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