“La halitosis, mal aliento o mal olor bucal puede afectar a cualquier persona y emana desde la boca, pudiendo encontrarse su origen en ella o no”, define Manuela Escorial, odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental.
En función de su origen, la halitosis se clasifica en diferentes tipos:
- Halitosis verdadera: el mal olor está presente y se puede medir y objetivar.
- Pseudohalitosis: no existe mal olor bucal, pero el paciente piensa que tiene halitosis.
- Halitofobia: tras el tratamiento de la halitosis verdadera o pseudohalitosis el paciente continúa creyendo de forma persistente que tiene halitosis.
Los dos últimos tipos tiene un componente psicológico importante y la responsabilidad del tratamiento recaerá en un profesional de la Psicología.
En relación a la halitosis verdadera, que en un 90 por ciento de los casos tienen su origen en la boca, a su vez distinguimos:
- Halitosis fisiológica: la persona tiene una salud bucodental óptima y la causa se encuentra en la región posterior del dorso de la lengua.
- Halitosis patológica oral: el origen de los compuestos malolientes se encuentra también en el cubrimiento lingual de la región dorso-posterior de la lengua, junto con un problema de encías activo (ya sea gingivitis o periodontitis).
- Halitosis patológica extraoral: en su mayoría se relacionan con problemas de origen otorrinolaringológico y en un pequeño porcentaje con otras patologías sistémicas.
¿Algunas patologías pueden provocar halitosis?
La aparición del mal aliento se debe principalmente a la presencia de unos gases (compuestos sulfurados volátiles) presentes en el aire que se expulsa desde la boca. Dichos gases son producidos por bacterias que se localizan en el cubrimiento lingual de la zona del dorso posterior de la lengua y en encías afectadas de gingivitis o periodontitis.
¿Cuándo una halitosis transitoria se ha convertido en persistente?
Alrededor de un 30 por ciento de la población adulta padece o ha padecido halitosis. Afecta por igual a hombres y mujeres y aumenta con la edad. El papel del odontólogo y del higienista bucodental resulta fundamental en el control y tratamiento de la halitosis.
Consejos para prevenir y combatir el mal aliento
La halitosis se combate “desde la prevención, con una higiene oral diaria que incluya el cepillado lingual y revisiones bucodentales frecuentes que favorezcan el mantenimiento de la salud oral. Higienes profesionales periódicas -lo que comúnmente llamamos limpiezas dentales- y el tratamiento y mantenimiento en aquellos casos donde existan problemas de encías (gingivitis o periodontitis) son la clave para prevenir y luchar contra la halitosis”. Así lo afirma la odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental.
¿Por qué se aconseja no olvidar cepillar la lengua?
La parte posterior del dorso lingual es una zona que por su forma y localización tiende a acumular detritus y restos alimenticios. Las bacterias encuentran en las rugosidades de la lengua un lugar perfecto para asentarse. Con la limpieza de la lengua mientras se lleva a cabo el cepillado dental evitamos este acúmulo, y, con ello, la producción de gases malolientes.
¿El consumo de chicle ayuda?
El consumo de chicles no es una terapéutica recomendable para luchar contra la halitosis, indica la experta.” Puede enmascarar, pero no soluciona el problema del mal aliento. Consumir constantemente chicle puede acabar produciendo alteraciones sobre la articulación temporomandibular y los músculos de la masticación”.
¿Hay algún tratamiento para la halitosis?
En todos los tipos de halitosis es importante explicar al paciente las causas y la evolución de la misma. “La realización de una limpieza profesional junto con la instrucción de técnicas de higiene oral que incluyan la limpieza lingual, interproximal y el uso de colutorios y pastas específicas constituyen la primera fase de tratamiento”, comenta Escorial.
En aquellos casos donde haya patología de encías, su tratamiento será imprescindible. En las halitosis de origen extraoral enviaremos al especialista pertinente tras haber descartado y tratado el posible origen bucal. En los casos donde el mal olor no sea objetivable tras haber descartado causas orales, derivaremos con un profesional del área de Psicología.