“Evo Morales debe renunciar”, gritaba un grupo de policías bolivianos que se rehúsa a seguir las órdenes del Gobierno sobre reprimir a los manifestantes, y por ello decidieron realizar motines en sus bases de Cochamaba, Santa Cruz y Sucre.
El amotinamiento comenzó este viernes durante la tarde en rechazo de las últimas medidas optadas por el Ejecutivo para acabar con las protestas en las principales ciudades de Bolivia. Ahora el Gobierno denuncia un intento de golpe de Estado.
El primer amotinamiento se reportó en la ciudad de Cochabamba y luego se fueron sumando unidades policiales de Sucre, Santa Cruz y también Oruro, donde los agentes incluso tomaron la gobernación.
En La Paz, sin embargo, se produjeron repliegues policiales en diferentes unidades, pero no se declaró de manera abierta el amotinamiento.
En Potosí, varios policías hablaron frente a los manifestantes declarando que no saldrán más a reprimir a la población.
"Es motín, no es acuartelamiento”, declaró uno de los uniformados mientras se replegaba, como parte de una columna, hasta las dependencias de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP).
Según los testigos del diario El Deber, los cordones de seguridad en los accesos a la Casa Grande del Pueblo han quedado “casi desguarnecidos” y “a merced de las movilizaciones populares” que exigen la renuncia del presidente del país, Evo Morales.
Jóvenes que montaron vigilias durante toda la noche agradecieron a los integrantes de la institución del orden por la decisión, considerando que se suman a su lucha para “recuperar la democracia”.
En tanto, el ministro de Defensa de Evo Morales, Javier Zavaleta, descartó operaciones militares en las calles, mientras que el ministro de Gobierno, Carlos Romero, abogó por un diálogo para solucionar el motín que se extiende en todo el país.
La Policía Boliviana pasó de estar cuestionada por no actuar ante la convulsión por la que atraviesa el país tras las elecciones del 20 de octubre, a ponerse al lado del pueblo como le rogaba buena parte de la sociedad boliviana.
Una unidad de intervenciones especiales fue la primera en amotinarse en Cochabamba, una ciudad del centro del país que en los últimos días sufrió especialmente la ola de violencia desencadenada tras las elecciones, con un muerto y cerca de cien heridos. La siguieron Sucre, la capital constitucional del país, Santa Cruz, la mayor ciudad boliviana, y la mayoría de las regiones, desde la zona andina a la amazónica.