De todas las críticas que recibió Facebook en las últimas semanas, la más elocuente es la que vino de sus propios empleados. “La desinformación nos afecta a todos”, expresaron alrededor de 250 trabajadores de la compañía en un texto dirigido a la dirección de la empresa, publicado en The New York Times. “Permitir la desinformación pagada en la plataforma comunica que nos parece bien sacar un beneficio de campañas de desinformación deliberada por parte de aquellos que buscan posiciones de poder”, agregaron.
Estados Unidos está a 100 días del principio de una campaña presidencial que puede marcar al país y al mundo por décadas. En este contexto, las miradas van hacia Facebook para saber qué se puede esperar de una herramienta de publicidad sin precedentes en la historia, capaz de llegar con precisión a cualquier votante. En la memoria de todos está el recuerdo de 2016, cuando entre los artífices de la campaña de Donald Trump y el aparato de inteligencia ruso usaron el enorme poder de la red social para diseminar desinformación y desmovilizar el voto demócrata en lugares clave. La red social cooperó de alguna forma con esa operación. Ante un nerviosismo cada vez mayor sobre lo que puede pasar en 2020, por el momento, no deja claro si pretende hacer algo diferente.
La carta llega al final de un octubre difícil para Facebook. A principios de mes, la justicia europea dictó una sentencia con consecuencias aún desconocidas, según la cual cualquier país de la UE puede obligar a Facebook a retirar en todo el mundo mensajes que sean declarados ilegales. Se trata de un golpe duro a su condición de empresa global y la imposibilidad hasta ahora de controlar el contenido fuera de las fronteras. No está claro, sin embargo, cómo se la puede obligar a cumplir.
Las primeras señales sobre lo que se puede esperar de Facebook son evidentes y los candidatos empiezan a explotar el tema. Primero, la campaña de Donald Trump publicó un anuncio en la red con datos burdamente falsos sobre Joe Biden. Alertado sobre este hecho, Facebook dijo que no iba a retirar el anuncio porque no incumplía su normativa. La campaña de la senadora Elizabeth Warren decidió entonces publicar un anuncio con información falsa para demostrar la falta de Facebook. La plataforma lo aceptó sin problemas.
El pasado 23 de octubre, el fundador y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, debía presentarse en el Congreso. La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez usó su turno de preguntas para acorralar a Zuckerberg. “Las normas de Facebook permiten a los políticos pagar por diseminar desinformación”, dijo la legisladora, que intentó que el fundador de la compañía dijera hasta dónde se pueden aprovechar esas normas. Ocasio-Cortez le preguntó insistentemente si iba a sacar los anuncios políticos con información falsa. “Si cualquiera, incluyendo un político, está diciendo cosas que invitan a la violencia, pueden provocar daño físico inminente o suprimir el voto, quitamos ese contenido”, dijo Zuckerberg. Mentir, por sí mismo, no entra en esa categoría.
“O sea, que hay un límite”, dijo Ocasio-Cortez. Esa fue la frase clave del intercambio. Hay un límite y Facebook no parece tener problemas para detectar el contenido que lo sobrepasa y eliminarlo, como hace con el porno. La decisión de no hacerlo con contenido falso pagado por políticos es consciente y deliberada, explicitó la congresista. “Bueno, pienso que mentir está mal”, fue todo lo que dijo Zuckerberg. El brevísimo interrogatorio de Ocasio-Cortez de cinco minutos no trajo ninguna novedad sobre la política de Facebook, pero fue esencial para hacer visible, y en un par de frases virales, la preocupación que muchos tienen sobre la campaña.