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El poderío económico de la Súper Liga de China se derrumba estrepitosamente en los últimos días, a tres semanas de iniciarse la temporada oficial, con la desaparición del vigente club campeón, el Jiansu FC, a raíz de las dificultades financieras que atraviesan sus propietarios, que también son dueños de Inter, de Milán, actual líder del campeonato italiano.

Pero esta puede ser la punta del iceberg que hunda al hasta ahora creciente fútbol chino, ya que la pandemia de coronavirus abrió dos frentes de problemas financieros, que en el caso del campeón del último certamen pasaron por la ausencia de ingresos por espectadores, que eran unos 30.000 por juego, y los problemas de la empresa por la falta de ventas en sus locales comerciales instalados por todo el país.

En los últimos días el presidente de Suning, Zhang Jindong, ya había anunciado a medios chinos que la firma abandonaría sus intereses no esenciales para dedicarse a sus líneas de negocios más productivos, y a raíz de las deudas contraídas con su plantel futbolístico el 21 de febrero, luego del último entrenamiento, directamente cerró el club.

“Debido a todo tipo de factores incontrolables, el Jiangsu FC es incapaz de seguir jugando en la Súper Liga china. Durante más de medio año el club estuvo contactando a muchas partes interesadas y mostró gran sinceridad para transferir las acciones propias, debemos anunciar que ponemos fin a nuestras operaciones”, anunció la empresa.

El campeón chino no solamente abandonará la actividad del fútbol masculino, sino que también desaparecerá el femenino, que había ganado su liga en 2019, y las divisiones inferiores.

La inversión de Suning en el Inter, en cambio, continuará por el momento, pero la televisión estatal china CCTV ya anticipó que el club italiano "está buscando nuevos auspiciantes".

En la Súper Liga hay otros 15 clubes que atraviesan serios problemas económicos que también ponen en jaque su continuidad.