En esos giros un tanto inesperados, las mismas vueltas de la vida y el deporte terminan premiando los años de trabajo. Y si eso viene de la mano con un talento interesante a pulir y explotar, se cree que los procesos pueden darse más rápidos inclusive. Es dedicación, frutos de mucho compromiso y esfuerzo hacia su objetivo. Hoy, Andrés Meinero vive todas estas sensaciones intentando caer en esta oportunidad soñada que apareció delante suyo en Unión de Santa Fe: saltar a la Liga Nacional, jugar en el nivel que siempre quiso y proyectó, pero que todavía está asimilando por lo sorpresivo que se le presentó este escenario.
Para aquellos seguidores de la Liga Argentina, el nombre del ala pivote trae gratos recuerdos. Sportivo América fue uno de los equipos que lo vio explotar en estos últimos años, siendo líder del equipo en las dos temporadas que le tocó estar (11.1 puntos y 4.1 rebotes en la 18/19, y 13.2 más 5.8 en la suspendida 19/20). Antes pasó por Sportivo Las Parejas (17/18), y previamente estuvo en Sportsmen de Rosario, Atlético Sastre y en San Martín de Carlos Pellegrini, de donde es oriundo y arrancó con el básquet. Jugador versátil, con carácter y personalidad, un 4 que puede correrse tranquilamente al 3 y que está madurando en esa transición, goleador, rebotero, buen tiro exterior. En definitiva, un jugador lleno de condiciones.
A pocos días de cumplir 25 años (nació el 15 de octubre de 1996), el santafesino de 1.98 metros no sale de su asombro y felicidad. Y es que en la última temporada, en la reactivación de los torneos post cuarentena, por cuestiones personales decidió jugar el Torneo Federal en Timbúes, entendiendo que podía ser una traba para cumplir su sueño de Liga pero debiendo priorizar los estudios (está a punto de recibirse en Administración de Empresas) y lo extradeportivo. En diálogo con Prensa AdC, explica cómo fue su historia.
- Contame un poquito cómo estás hoy, con todas las novedades e imagino lindas sensaciones de esta última semana.
- De a poco voy cayendo. Las sensaciones que tengo son de máxima felicidad, no me lo esperaba ni en lo más mínimo. Ahora estoy tratando de asimilarlo todo, pero estoy muy pero muy contento. Después de la temporada en Timbúes no me lo esperaba... soy ficha mayor, venía de jugar el Federal y no me esperaba que me llamen para la Liga, y menos de Unión.
- ¿Qué te pasó cuando te llaman de Unión?
- Se me movió todo el piso. Tenía el sueño como todo jugador de básquet pero a su vez sabía que las posibilidades eran un poco lejanas, por eso no estaba en mi cabeza. Apenas me llamaron desde el primer momento acepté, quise dar el salto, probar... es algo único que quiero vivir. Hoy estoy viviendo una experiencia hermosa, y eso que entrené apenas tres días. Tengo mucha felicidad, tratando de disfrutarlo al máximo, poniéndome a punto para el Súper 20 e intentando afianzarme luego para la Liga. Estoy muy contento, feliz.
- ¿Cómo llega ese primer contacto?
- De parte de Renzo (Giunta), que es el asistente de Juanfra (Ponce, el DT). Me habían contactado años anteriores pero por un tema de la facultad, de que estaba en Rosario y metiéndole al estudio no se dio en esos momentos. El primer llamado fue para coordinar una llamada el pasado viernes, yo justo me había ido a Pellegrini a vacunar y cuando me comentó la situación no lo dudé. Le expliqué que, si bien no me recibí aún porque con la facultad estoy en un proyecto final, me permitía dar el paso y seguir todo desde acá en Santa Fe.
- Aceptaste de inmediato...
- Por supuesto, estaba súper interesado. Cuando te llama un club como Unión no le podés decir que no, y más para jugar la Liga Nacional. Al día siguiente del primer llamado, mi agente habla con Hernán Tettamanti y me llega la propuesta formal. La analicé con mis viejos y mi novia, pero no había mucho que analizar... todos me decían que sí, que pruebe, que voy a vivir una hermosa experiencia. Acepté, pedí un día para irme a Rosario a buscar todas mis cosas, y ya desde el martes me instalé acá en Santa Fe para entrenar.
- Venías en ascenso pleno hasta la 19/20 que se frenó por la pandemia. ¿Qué pasó desde entonces?
- Me sentía muy bien cuando estaba en América, y con el tema de la pandemia mis expectativas se cayeron un poco. Me metí mucho con la facultad. La decisión de irme a Timbúes y bajar de categoría pasaba por seguir en Rosario, poder avanzar con las materias de cursado que tenía y también por una cuestión de estar cerca de casa porque no sabía bien cómo seguía el tema de la pandemia. Soy diabético, factor de riesgo, y por eso también la idea era no irme muy lejos para priorizar estar cerca de la familia por algún inconveniente que podía llegar a pasar.
- ¿Sentiste que bajar de categoría te hizo detener un poco?
- Quizá no fue la mejor alternativa, pero decidí eso porque cuando me agarró la reactivación del básquet fue lo que terminé poniendo en la balanza. Prioricé el tema de la facultad y estar cerca de casa, por eso lo decidí. También era consciente de que quizá las posibilidades de Liga Nacional se me acotaban. Posibilidades de jugar tuve, sólo que por esta cuestión personal de priorizar quedarme en Rosario y por el estudio, decidí que no. Por eso te decía que todo esto me tomó de sorpresa, entendí que era una oportunidad que no podía dejar pasar dentro de mi carrera profesional. Me tenía que animar a dar el salto.
- ¿Y qué te planteás en cuanto a objetivos con este Unión? Siendo un 4, de a poco ibas haciendo esa mutación al 3, y sabiendo que ahora con el salto de categoría puede ser un dato importante para destacarte. ¿Es un objetivo?
- Es verdad. En América por cuestiones de la estructura del equipo quizá tenía que ir más 4 y no tanto al 3, y en el Federal ya por una cuestión física recurrí al 4. Pero el 3 es una posición que me gusta, me gusta mutar. Lo que hablé con Juanfra es esto de jugar como un 4 abierto. Ese estilo de Unión, que es teniendo un centro y los otros jugadores más abiertos, me favorece un poco porque más allá de estar de 4 en el ataque también puedo jugar como un alero, y de a poco volver quizá a esa posición que tenía en Las Parejas cuando era más un 3. Para mí es un gran desafío en lo personal volver a eso, pasar del 4 al 3. Y también hacerme más fuerte desde lo físico, porque si tengo que defender fuese un 4 o 3 poder hacerlo bien, que son posiciones difíciles de defender y diferentes una de otra. Otro de los desafíos es ese, ir en ambas posiciones, poder tener esa dualidad y poder explotar más en el 3 porque por mi físico, y viendo cómo se desarrolla la Liga, mi juego irá transformándose más en el de un 3.
- Hoy en ese acondicionamiento y esa felicidad que se te nota, ¿cuál es el próximo paso a seguir?
- La verdad es que primero que nada espero terminar de ponerme a tono con el equipo y tratar de volver a estar lo mejor posible físicamente, parecido a lo que terminé con América antes de la pandemia, para así poder ayudar al equipo. Siento que tenemos un equipo joven, con mucha dinámica y eso me favorece porque va a tener esa intensidad de defender y correr, así que espero que salga todo muy bien. Estoy muy contento, con los compañeros, con la forma de juego, con el club mismo con el que me saco el sombrero porque llevo menos de una semana y me atienden de primera. Es una hermosa experiencia y estoy muy feliz de vivirla.