Para muchos la primavera es sinónimo de alergia. Los síntomas asociados son muy variados ya que afectan a diferentes partes como ojos llorosos, narices goteantes y picores de garganta.
Una alergia es una respuesta inmunológica o defensiva frente a una sustancia que, por norma general, no provoca ningún tipo de reacción en la mayoría de las personas. El origen de una alergia no está pues en el elemento que la produce, sino en el individuo que la padece.
Las concentraciones de polen en el ambiente dependen en gran medida de las condiciones climatológicas de la región en la que nos encontremos, especialmente de las lluvias que se hayan registrado. Cuanto menos llueva, más intensas serán las alergias, ya que la atmósfera no ha podido limpiarse. Aunque la lluvia puede resultar un arma de doble filo ya que, aunque limpia la atmósfera, también puede favorecer la floración.
Los principales síntomas son: conjuntivitis, picor en nariz, garganta y paladar, congestión nasal y estornudos, dificultad para respirar, tos y pitidos. Existen dos métodos que permiten tratar la alergia al polen: la inmunoterapia, más conocida como vacuna de la alergia. Consiste en la administración -por vía subcutánea o sublingual- del elemento que provoca la alergia en dosis cada vez más elevadas, hasta un máximo preestablecido por el alergólogo. Este proceso puede durar entre 3 a 5 años y es el único tratamiento capaz de mejorarla e incluso lograr que desaparezca.
Por otra parte, los antihistamínicos son medicamentos que permiten aliviar los síntomas Estos fármacos bloquean la acción de la histamina, una sustancia química que genera el cuerpo que provoca síntomas propios de la alergia. Antes de someterte a cualquiera de estos tratamientos debes consultar con un médico o farmacéutico, no te automediques.
Además, existen unas medidas para prevenir o aliviar los síntomas:
– Mantené cerradas las ventanas y puertas de tu casa para evitar que entre el polen.
– Evitá salir a la calle entre las 5 y las 10 de la mañana y entre las 7 de la tarde y las 10 de la noche ya que son las horas de mayor polinización. Además de los días de viento. O chequeá los niveles de polinización.
– Si viajás en coche, cerrá las ventanillas.
– No seques la ropa al aire libre ya que el polen puede impregnarse en ella.
– Usá lentes de sol y una mascarilla que te cubra nariz y boca si vas a permanecer largos periodos de tiempo afuera.
– No cortes el césped o te sientes encima de él.