Para freezar las verduras, es importante saber cómo hacerlo correctamente y con cuáles podés hacerlo y cuáles no se recomienda congelar.
El primer paso es tan sencillo como importante. Tenés que asegurarte de que queden bien limpias para luego cortarlas en partes pequeñas que te permitan guardarlas en un tupper o una bolsa en el freezer. Si tiene mucha tierra, usá un bowl lleno de agua y dejala dentro de él unos minutos para que la suciedad se desprenda sin necesidad de gastar tanta agua.
Una vez ya las tengas lavadas y cortadas, llega el momento de blanquearlas: tenés que hervirlas en una olla de 1 a 3 minutos y luego escurrirlas y sumergirlas en agua fría. Tras unos minutos en los que el contraste de temperatura haya hecho efecto, secaelas con un poco de papel de cocina. En el caso de las de hoja verde, podés agregarle unas gotas de jugo de limón, que ayudarán a conservar su color
El último paso es primordial para conservarlas correctamente en el freezer. Una vez que estén secas, decidí qué metodo usarás : un tupper, una bolsa con cierre al vacío (la mejor opción porque no tiene nada de oxígeno, que es lo que oxida los vegetales) o una bolsa normal (no es la opción más recomendable, ya que no aprovecha bien la distribución del freezer y conserva mucho aire en su interior).
Si optás por meterlas en un tupper o en frasco, dejá siempre un margen de un par de centímetros de hueco entre la verdura y el cierre, ya que los vegetales aumentan su tamaño al congelarse. Si seguís los anteriores pasos, conseguirás mantenerlas en el mejor estado posible y hacerlas inmunes al paso del tiempo.
¿Qué verduras se pueden congelar?
S pueden congelar todas, pero, obviamente, no todas resisten las bajas temperaturas de la misma manera. A algunas les cambia mucho la textura, así que tenés que tener en cuenta este punto dependiendo de cómo las cocinarás en el futuro. Por ejemplo, no es recomendable congelar aquellas que pretendés comer crudas, ya que el sabor y la textura serían muy distintos.
A continuación, las se pueden congelar sin ningún tipo de problemas.
Hojas verdes. Suelen tolerar bastante bien el paso por el freezer, aunque no es recomendable comerlas crudas después de descongelarlas, ya que quedan algo húmedas (mejor si las cocinás como relleno). Esto sucede al freezar acelga y espinacas, por ejemplo. Pueden durar hasta un año, aunque tenés que blanquearlas primero.
Berenjenas y zucchinis. Ambos deben de ser congelados siguiendo el proceso de blanqueado. Pueden durar hasta un año sin problema.
Zanahoria, zapallito, puerro… y todas aquellas verduras típicas para hacer sopa. Lo ideal es que sean blanqueadas y luego freezadas. Lo bueno es que si vas a hacer una sopa con ellas en el futuro, podés usarlas sin descongelar.
Las que que se pueden freezar crudas:
Hay varias que pueden ser congeladas sin necesidad de blanquearlas previamente.
Brócoli y coliflor. Tan sólo tenés que lavarlos bien previamente y secarlos. De ser posible, cortalos en pequeños trozos antes de freezarlos. El brócoli puede aguantar hasta un año y el coliflor, unos seis meses.
Perejil. Lavar, cortar y guardar en pequeñas bolsitas en el freezer. Fácil y sencillo. En el freezer puede durar hasta unos seis meses.
Cebolla y ajo. Podés freezarlos enteros o cortados. La intensidad de su olor baja con el paso del tiempo en el freezer. Aguantan hasta el medio año sin ningún tipo de problemas.
Jengibre. Tan solo tendrás que cortarlo en rodajas y guardarlo en el freezer. Podés optar por quitarle la piel y que cuando lo descongeles, lo uses directamente en la receta que estés preparando.
Legumbres. Garbanzos, lentejas, porotos, arvejas: todos pueden ser freezados crudos, pero es indispensable dejarlos en remojo en agua unas horas antes. Cuando las retires, dejalas descongelarse dentro del mismo agua en la que las cocerás. También podés guardarlos cocidos, si así lo preferís. En el freezer resistirán bien por unos tres meses.
Choclo. Podés guardarlos con los granos sueltos o en el choclo en sí. Simplemente asegurate de lavarlo bien antes de meterlo en el freezer.
Qué verduras no se deben congelar
Verdura frita. El paso por el freezer provoca que pierda su crocancia y su textura, por lo que luego no será agradable para comer.
Pepinos. Una de las verduras que más agua contiene y, por tanto, peor queda tras su paso por el freezer (los sacarás con una textura pastosa). Igualmente, si decidís hacerlo, podrás salvarlos para un licuado.
Palta. Tras estar congeladas, se vuelven más blandas, por lo que su uso queda solo para guacamoles o salsas. Igualmente, si decidís congelarlas, rocialas con unas gotas de limón, que evitarán que se oxiden.
Tomates frescos. Si bien es cierto que podrían llegar a ser aprovechados para determinados guisos y/o salsas, lo cierto es que freezarlo es una mala idea, ya que pierde su textura y su sabor. Sí es recomendable freezarlo ya cocinado dentro de otra preparación (como una salsa de tomate, por ejemplo).
Papas crudas. En caso de que las quieras congelar, hacelo en forma de puré o blanqueadas, ya que de otra manera, al sacarlas, quedarán blandas.
Nunca vuelvas a freezar las verduras que ya sacaste del freezer, ya que perderán muchas propiedades y es posible que se echen a perder. La mayoría de las sobras se pueden congelar. Sin embargo, es mejor congelar solo los alimentos que no hayan estado en el plato de alguien para reducir el riesgo de bacterias y gérmenes. Descongelalas antes de recalentarlas, y cubrilas con papel de aluminio mientras estén en el horno.
Los expertos recomiendan desechar cualquier cosa que no se haya usado después de nueve meses y, en algunos alimentos, el tiempo es incluso más corto. En cuando a qué usar, el plástico sólido generalmente se congela bien, al igual que en la silicona. Podés usar bolsas reutilizables para reducir el desperdicio o usar cajas de cartón viejas de delivery. Si preferís comprar un tupper nuevo, buscá el sello de apto para freezer (un copo de nieve) en la parte inferior del tupper.
¿Es necesario que la comida esté fría antes de congelarse? No es necesario que esté helada, pero debe haberse enfriado a temperatura ambiente. Los alimentos calientes suben la temperatura del aire del congelador, lo que podría afectar al resto de alimentos congelados. También significará que la comida se congela en diferentes áreas en diferentes momentos, lo que podría afectar a la textura.