Muchas veces después de un largo día largo, llegar a la casa, comer algo y descansar son los únicos objetivos. Los platos que se juntaron desde el desayuno hasta la comida pasan a ser -para algunos- una tarea que no pueden dejar de realizar y -para otros- un momento que prefieren posponer.
En la práctica suele evitarse con el simple hecho de “dejarlos remojando en jabón”, una costumbre que además de significar un trabajo extra para el día siguiente, crea un ambiente ideal para la proliferación de bacterias.
A pesar de que este tema no es uno de los más importantes en cuanto a higiene dentro de la cocina, las bacterias en los platos sucios se reproducirán durante la noche. Pero si a la mañana siguiente los ponés en la máquina de lavar platos no habrá problemas, ya que esos gérmenes se eliminarán y no se traspasarán alrededor de la cocina.
Pero, si las personas no tienen lavavajillas en sus casas, dejar la loza sucia se convierte en un problema. El electrodoméstico usa una temperatura tan alta, que las manos no podrían resistirla. Entonces, para quienes no disponen del aparato, probablemente sea mejor dejarlos limpios la noche anterior.
No pasa nada si alguna que otra vez los dejamos una noche, pero si usás una tabla o cuchillo para preparar carne cruda, especialmente pollo, podrían tener un alto riesgo de estar contaminados con campylobacter, la causa más común de intoxicación por alimentos. Es por esto que es importante que los utensilios y las tablas se laven inmediatamente después de usarse.
Si no tenés la posibilidad de usa una máquina de lavar platos, en circunstancias en las que pasó mucho tiempo conviene un limpiador antibacteriano en vez de detergente.