Webster Batista Fernández (36 años), de Scottsdale, Arizona, y José Terán (38 años) de Doral, Florida, podrían ir a la cárcel por un período similar a su edad actual por quedarse con pagos de regalías por 20 millones de dólares otorgados por YouTube.
En 2017 Batista y Terán contrataron a una firma, identificada como A.R. en los documentos legales publicados por estos días por la Justicia estadounidense, y le mintieron, asegurando que su firma, MediaMuv, era la dueña de una discoteca de unas 50.000 canciones. MediaMuv le encomendó a esta firma, A.R., encargarse del cobro de las regalías generadas en YouTube.
Cada vez que se reproduce un video, muestra al menos una publicidad; las regalías que genera esa visualización se comparten entre YouTube y el dueño del video. Pero además YouTube verifica que alguien no use sin autorización una canción para acompañar su video (por eso la compañía ofrece música libre de derechos a los youtubers) y permite derivar un pago si comprueba que ese el caso. Es decir, si se publica un video con música que tiene copyright, el dinero que genera ese video irá para el dueño de la canción.
Para eso debía usar Content ID, un sistema automático que implementó Google y que analiza el contenido de los videos de YouTube para -en teoría- permitirle a los dueños originales de los derechos de una canción o un video reclamar las regalías que les corresponden (y evitar que alguien suba un video de un artista famoso y lucre con ello), aunque a lo largo de los años son muchos los casos en los que ha sido vulnerado, tanto cuando identifica contenido con copyright por error como cuando, en este caso, no verifica que quien dice ser el dueño de una canción efectivamente tenga los derechos.
Durante casi cuatro años la firma le transfirió a MediaMuv más de 20 millones de dólares. nada de eso llegó a los artistas, por supuesto, porque ni Batista ni Terán son los dueños de esa música. De hecho, como notan en TorrentFreak, las quejas sobre MediaMuv existen desde al menos 2018, cuando muchos youtubers comenzaron a quejarse de que el contenido de sus videos estaba siendo reclamado como propio por MediaMuv y, por lo tanto, estaba enriqueciendo a otra persona y no al creador del contenido.
El dinero se fue moviendo entre varias empresas, todas con nombres referidos a la música, todas propiedad de Batista y Terán.
Ahora, un gran jurado en Estados Unidos los acusa de conspiración, fraude electrónico, robo de identidad y lavado de dinero, y podrían pasar hasta 37 años en la cárcel.