Marcelo Polino transita por un periodo de absoluto éxito, con su desembarco a Telefe que se produjo hace unos años y donde brilla en diferentes roles, ya sea como panelista de Flor de equipo o como embajador de MasterChef Celebrity.
El periodista siempre nadó en las aguas de la visibilidad, del reconocimiento, de excelentes desafíos que surcó total capacidad y resultados positivos. Marcelo se construyó como una figura de los medios de comunicación hace muchos años y ha ganado el respeto y el cariño.
Claro que no siempre su sendero se bañó de rosas, de situaciones agradables como la actualidad, en la que puede disfrutar de ciertas comodidades y experiencias divertidas de toda índole, como viajar a destinos paradisíacos o codearse con famosos
En su origen, Polino tuvo que ejecutar una fuerza de voluntad enorme, seguir la pulsión de sus sueños y literalmente atravesó por circunstancias muy complejas para forjarse un camino, para abrir las puertas a ese anhelo que latía en su interior.
El conductor se arrojó a la siempre compleja experiencia de abandonar sus Tres Arroyos natal y trasladarse a la jungla urbana de la Ciudad de Buenos Aires cuando apenas caminaba por la adolescencia. Ese norte claro en su mente lo impulsó a soportar penurias.
En una visita al programa de Moria Casán, Marcelo abrió su corazón y armó un relato de esa época iniciática, en la que no sobraron las posibilidades, sino todo lo contrario. Una era que lo marcó a fuego y que lo puso delante de un desafío enorme.
“Vine a la casa de mis padrinos que me cobijaron. Después, al año, gentilmente me invitaron a que me retirara y no tenía donde vivir”, narró Marcelo respecto a ese momento crucial en el que debía tomar una decisión. Asimismo, no le guardó rencor a esa familia: “Está bien, porque un pibe de 17 años que casi no lo conoces y se te queda un año en tu casa, llega un momento en que decís ‘agarrá la maleta y andate’”.
Lo más sustancioso se produjo apenas salió de ese hogar y se enfrentó el dilema de cómo seguir. Polino reveló las penurias que vivió: “Dije: ‘Ya llegué hasta acá, me quedo’. Igualmente, las cosas no fueron fáciles. Hubo un momento en el que no tenía donde dormir y tuve que dormir en plazas”.
A pesar de la cruda experiencia, Polino describió que lo aprendió de todo esa situación: “Pero yo nunca lo conté como algo triste, porque yo tenía un objetivo que era llegar a donde yo quería llegar”.