Por ahora, no hay humo blanco por la negociación entre Unión y Gustavo Munúa. Hay charlas avanzadas con importantes sensaciones para pensar en la posible continuidad. Sin embargo, los días pasan y no tiene una definición, algo que empieza a generar impaciencia puertas adentro y también en la gente, cuya opinión es dividida. En la calle están aquellos que ven bien que siga y otros que exponen que sería un ciclo cumplido.
Por lo pronto, la dirigencia y la secretaria técnica confían en el proyecto del charrúa, que también se sintió a gusto en Santa Fe, pero lo económico seguiría siendo un problema. Esto sin luego pensar en el armado del plantel, donde acertar en los refuerzos será clave.
Pensar en que lleguen extranjeros parecería complejo por los problemas con el dólar que se conocen hace tiempo. Algo con lo que aún debe lidiar el club por Bryan Castrillón y Junior Marabel. Ni hablar en la aspiración por comprar a Santiago Mele.
El hermetismo es reinante, pero la realidad es que el escenario no muestra apuro entre las partes. Algo lógico por el prolongado receso por el Mundial, pero por otro lado tampoco puede dilatarse demasiado por la necesidad de planificar la pretemporada.
Por las dudas, en Unión tendrían algunos nombres apuntados como alternativas, pero sin negociaciones porque quieren agotar los intentos por Munúa, que está de vacaciones en Uruguay, pero por ahora sin respuesta afirmativa.