La inflación mensual de junio en la Argentina se habría desacelerado respecto a mayo como resultado de una menor incidencia de alimentos y regulados. Sin embargo, no parece que durante el segundo semestre se vaya a consolidar esta tendencia.
El IPC GBA Ecolatina moderó su velocidad y se ubicó en 7,2% mensual en junio, 1,5 puntos porcentuales por debajo del registro del mes anterior, que se trataba de un máximo en la serie.
No obstante, dado que en junio de 2022 el avance mensual había sido del 5,5%, en la comparación interanual el registro se aceleró del 117,3% al 120,7%.
La moderación fue posibilitada por menores aumentos en regulados y en alimentos, que corresponde en parte a la desaceleración de 1,6 puntos porcentuales de la inflación núcleo, que evidenció el menor incremento desde enero.
“La desaceleración de la inflación núcleo le daría argumentos al BCRA para mantener estable la tasa de interés en el corto plazo, la cual esperamos que se sostenga en terreno positivo por segundo mes consecutivo”, señaló Ecolatina.
En este marco, la consultora detalló que los regulados treparon 7,5%.
Luego de mayo, donde coincidieron aumentos en tarifas de servicios públicos, cigarrillos, educación, salud y comunicaciones que llevaron al índice al 12,4%, junio estuvo impulsado “sólo” por aumentos en electricidad, transporte público, educación y prepagas.
En tanto, los estacionales crecieron 8,5%, traccionados por aumentos en turismo y verduras.
¿Qué se espera en los próximos meses?
“Tras cinco meses en franca aceleración, el ritmo mensual de inflación logró frenar su escalada, corriendo de la escena el riesgo latente de una espiralización. No obstante, el aumento de la nominalidad se mantiene en niveles elevados: una inflación mensual del 7% durante 12 meses representaría un aumento en 12 meses del 125%”, señaló Ecolatina.
“Para julio estimamos un guarismo similar al de junio. En el mes impactarán puntualmente los aumentos en prepagas (+8,5%); servicio doméstico (+6%); internet, cable y telefonía (+4,5%); combustibles (+4%); y colegios privados”, proyectó.
“Partiendo de una inercia que se ha ido consolidando en pisos más altos (creciente indexación, acortamiento en plazos de contratos), el proceso inflacionario sigue siendo inestable frente a la ausencia de anclas, la distorsión de precios relativos y la falta de confianza para coordinar expectativas en medio de la incertidumbre propia de la transición electoral”, agregó.
“En este marco, de cara al segundo semestre difícilmente veamos una prolongación de este sendero descendente en la inflación, con un tercer trimestre que no perforaría el 7% mensual y un 2023 que tendría un piso de 130%, concluyó.