¿Cuáles son las principales desventajas que se presentan en las personalidades perfeccionistas? La marcada autocritica, la dificultad para delegar y la auto exigencia son rasgos comunes que, si bien muchos perfeccionistas aprendieron a manejar por un cierto período de tiempo –en general, en el terreno de los resultados visibles en el mundo social-, hay causas históricas que pueden torcer su dirección en cualquier momento y dejarlas fuera de control y en total vulnerabilidad.
“El perfeccionista confía en métodos y protocolos que no admiten margen de error”, introduce la psicóloga Amparo Palma, y enfatiza que, la baja autoestima (una de las causas comunes de las personalidades perfeccionistas) muchas veces “se traduce en odio hacia sí mismas por no llegar a la anhelada perfección. Y entonces deviene el autocastigo o la búsqueda de castigo exterior, cuadros de depresión, sufrimiento y vacío existencial”.
En la búsqueda por hacer “todo bien” no hay lugar para el error ya que éste no es entendido –y valorado- como parte crucial de todo proceso de aprendizaje. Pero, ¿quién puede hacer todo bien, todo el tiempo? Ante el error (inevitable), la frustración y el autocastigo que experimentan este tipo de personalidad puede desencadenar cuadros de depresión y ansiedad.
Características comunes de las personas perfeccionistas
“Son personas exigentes consigo mismas que, en la generalidad de los casos, no fueron criadas en un entorno amoroso y respetuoso en relación al error y a la posibilidad de ‘fallar’: era más importante el resultado que el proceso de aprendizaje. “La violencia provocada por la constante falta de aceptación y por la exigencia constante en ‘mejorar’, va anulando la autoestima y la confianza en sí mismas, requiriendo siempre de la mirada de aprobación y aceptación externa”, explica Palma.
“Viven en una especie de desconexión cada vez mayor en relación a sus propios deseos y necesidades. A su vez, les cuesta reconocer necesidades básicas, tanto corporales como emocionales, y por eso pueden pasar largos períodos sin comer, sin dormir, exigir su cuerpo hasta el desmayo, reprimir el llanto y hacer todo lo que esté a su alcance con tal de conseguir la meta propuesta. ¿Por qué? Porque aprendieron que llegar a ‘la meta’, la cual probablemente ni cuestionaron, es alcanzar el éxito, el reconocimiento y la valoración personal”, continúa.
Perfeccionismo, ¿otra forma de adicción?
De acuerdo con la experta consultada, “el perfeccionismo es otro modo más en el que la adicción se manifiesta y, como tal, es el resultado de la sociedad en la que vivimos ya que ningún síntoma está por fuera del contexto histórico-socio-cultural”.
Y lo detalla así: “El mecanismo de la perfección tiene como característica principal desconocer el límite: las expectativas son los suficientemente altas como para no ser alcanzadas nunca. ¿Por qué? Porque lo que repiten las personalidades perfeccionistas de forma cíclica y sistemática es el trauma sostenido en la lógica sobre la cual fueron educadas. Cada cosa que incorporamos en la vida genera movimiento y memoria en nuestro sistema neuronal, emocional y endocrino. Y la inter relación de hormonas implicado en un sistema adictivo hace que generemos una y mil veces el mismo escenario”.
En este sentido, explica que la baja autoestima no solo es consecuencia, sino causa: El perfeccionismo aparece como in intento de solución aprendido para dejar de sentirse al menos por un tiempo menos mal con ellos mismos.
“El perfeccionismo entendido como síntoma social es resultado de la creencia que tenemos frente al error, el cual se castiga. ¿Qué hacer? Incorporar al error como parte del aprendizaje es fundamental para traer calma en estas personalidades”, concluye.
Claves para responder al perfeccionismo
Palma enuncia tres principios que podrían ayudar a repensarnos.
1- Aceptar el error: La naturaleza del aprendizaje y de la evolución humana surge a partir del error. Incorporarlo nos permite gestionar la frustración generado por las altas expectativas que hemos tenido sobre aquello que nos propusimos. Nos ayuda a auto superarnos y, al mismo tiempo, nos permite amar nuestro camino tal cual se nos presenta
2- Revalorizar el juego: Es una forma natural de aprendizaje y de manifestación de la creatividad. El error nos permite conocernos más y mejor a nosotros mismos en nuestra propia naturaleza y singularidad.
3- Educación emocional: Es muy importante aprender a escuchar las emociones de ira, frustración o ansiedad, entre otras, generadas por el alto nivel de exigencia que seguimos sosteniendo (producto de lo aprendido). A través de esas emociones es que podremos empezar a dirigirnos hacia el verdadero sentido del síntoma: la búsqueda por reconectarnos a través del amor propio con nuestra verdadera esencia.
Por supuesto, siempre que el malestar emocional sea inmanejable se recomienda hacer una consulta profesional.