Cuando iban 27 minutos del primer tiempo, el tercera línea vio la tarjet amarilla y a través de la Regla Búnker se elevó su sanción a roja, convirtiéndose en el primer jugador expulsado en una final de Mundial.
Y, aunque Nueva Zelanda hizo méritos para pelear hasta el final y logró incluso marcar el único try del partido por medio de Beauden Barrett, Sudáfrica se quedaría con la victoria por 12 a 11.
"Hay mucho dolor ahora mismo. Es realmente difícil encontrar las palabras para explicarlo", dijo Cane tras la derrota. "Es difícil porque te duele mucho, pero al mismo tiempo estás muy orgulloso del grupo por cómo ha luchado. Realmente nos dimos una buena oportunidad de ganar ese partido. Creo que dice mucho del grupo en su conjunto", agregó.
A pesar de estar desconsolado, Cane no quiso culpar a los árbitros del partido, encabezados por el inglés Wayne Barnes, ni al sistema de revisión del búnker por una decisión que dejó a los All Blacks con una enorme montaña que escalar.
"En ese momento, ni siquiera era consciente (del contacto con la cabeza). En cierto modo me tomó desprevenido por el hecho de que dio un paso atrás. Pero llevamos dos meses de torneo y cualquier cosa relacionada con la cabeza tiene ramificaciones", añadió Cane.
Y terminó: "No estoy para discutir si estuvo bien o mal. No se puede cambiar. Es algo con lo que desgraciadamente voy a tener que vivir para siempre".