La violencia psicológica en las parejas puede tener distintos niveles de gravedad y existe un tipo muy cruel vinculado a “psicópatas integrados” que someten a la otra persona. La psicóloga María Florencia Savoy alertó sobre algunas de las formas de maltrato invisibles para terceros y cómo detectar a los “predadores” antes de que el daño sea demasiado grande.
“La violencia psicológica es cualquier conducta que sin involucrar el contacto físico atente contra la integridad emocional de la víctima: genera intimidación, desvalorización, culpa, inseguridad y debilita la autoestima”, explicó Savoy.
La psicóloga aclaró que es “difícil de detectar en los comienzos, incluso por la propia víctima, porque no deja huellas evidentes pero es un proceso de dominación que va de menos a más”.
El maltrato que lleva el nombre de bullying en las escuelas o de mobbing o acoso laboral en el trabajo, en el plano de las relaciones puede implicar la destrucción emocional de una de las personas. “Es muy común pero es invisible y por eso es difícil hablar de estadísticas. Una de las formas más cruentas es la de los psicópatas integrados, que suelen estar encubiertos y es difícil detectarlos a simple vista. Uno puede darse cuenta viendo el deterioro de la víctima más que al victimario”, agregó Savoy.
La especialista contó que ella misma fue víctima de un “depredador”, como se denomina a ese tipo de individuos, y que a partir de su experiencia comenzó a investigar y escuchar testimonios. “Es fundamental que las víctimas se animen a hablar, la víctima se va degradando, no puede salir, puede terminar cometiendo suicidio porque estos personajes son especialistas en inducir al suicidio”, señaló.
“Observarlo de afuera es muy difícil porque la familia no tiene la dinámica del abuso psicopático. Es una problemática que está muy en auge ahora porque antes no se hablaba e incluso hay un proyecto de ley que ingresó al Congreso para un sistema de protección integral de personas víctimas de abuso psicopático”, siguió.
La especialista profundizó el perfil de los o las psicópatas. Dijo que hay un “ciclo” porque primero “tienden a estudiar a las víctimas antes de atraparlas”. “Una de las primeras señales es el bombardeo de amor: son demasiados amorosos y cariñosos, pueden escanear la personalidad de la víctima y detectar gustos, aptitudes, defectos y debilidades”, describió.
Ellos o ellas mismas crean una personalidad adaptada “y aceleran el enamoramiento, la víctima cae en su burbuja”. “De pronto –continuó–la historia cambia, empiezan a pasar cosas raras, retiran ese amor y esa atención, empiezan a aplicar técnicas de manipulación, como la ley de hielo: el agresor retira la comunicación, deja de hablar y de contestar sin que nada pasara en el medio”.
“Lo sigue haciendo de forma intermitente con un lenguaje altamente confuso, contradictorio y lleno de mentiras, esta técnica se llama luz de gas. Cuando la víctima le plantea el porqué del cambio de conducta, entran en un bucle confuso y retorcido, la víctima trata de encontrar una explicación porque suelen ser personas empáticas, autocríticas, responsables y culposas, por eso termina agotada física y mentalmente”, dijo.
Savoy enumeró características: “La psicopatía no distingue de género, es una acción plenamente conciente, es premeditado el daño que van a hacer, seleccionan a las víctimas y tienen un plan”.
La violencia psicológica puede ser o no el preludio a la física porque es muy destructivo el accionar de los “depredadores, así se los llama porque viven para eso, son seres con maldad conciente, lo hacen con gusto, disfrutan dañando y destruyendo al otro”.
“A veces no necesitan llegar a la violencia física, pueden lograr que la víctima se suicide, no sabemos. Las secuelas que dejan son muy graves, con daño cerebral provocado a la gran cantidad de cortisol que se libera. La víctima puede quedar muerta en vida. Hacer que la persona pierda sus sueños, sus proyectos, su trabajo, sus relaciones; esa es otra bandera roja para detectarlos, si intentan alejarte de tu círculo afectivo, que lo hacen para someter y controlar mejor”, afirmó.
La profesional trabaja en el Pami y se definió como una “sobreviviente de un psicópata integrado”. “Como psicóloga tuve la necesidad de investigar, escuchar testimonios y elaborar un marco teórico para poder volcarlo a la sociedad, generar conciencia y alertar”, dijo y recomendó a las personas afectadas “salir corriendo lo más rápido posible sin mirar atrás, buscar ayuda profesional y también de amigos o familia; tener contacto cero con el psicópata”.