La seguridad alimentaria es clave para prevenir enfermedades como el síndrome urémico hemolítico y las dolencias diarreicas. Especialmente en épocas de calor, se debe redoblar esfuerzos en la higiene durante la preparación y manipulación de comidas, y asegurar mantenerla por debajo de los 5°C para frenar la proliferación de bacterias.
En los hogares, es primordial asegurarse de que la temperatura de la heladera no supere los 5°C, mientras que el congelador se mantenga a -18°C o menos. También se debe evitar la formación de hielo excesivo y preservar los burletes de la puerta para garantiza un rendimiento óptimo. En tiempos de cortes de energía, estas precauciones se tornan aún más fundamentales.
Durante los cortes prolongados, preparar los detalles con antelación puede marcar la diferencia. En ese sentido, contar con paquetes de gel y agua en el congelador, así como una conservadora portátil, es útil.
Por otro lado, se debe evitar la elaboración de comidas muy anticipadas, especialmente aquellas con salsas, cremas y rellenos. La prioridad es mantener fríos los alimentos, dando especial atención a carnes y lácteos, almacenándolos en el congelador con precaución.
Durante el corte no se debe abrir la heladera y el congelador innecesariamente, para así conservar el frío. Con las puertas cerradas, la seguridad de los alimentos se extiende hasta cuatro horas en la heladera y hasta 48 horas en un congelador lleno. Una conservadora portátil con hielo puede ser una aliada para mantener alimentos perecederos a temperaturas seguras.
Por último, tras un corte de energía, hay que verificar el estado de los alimentos en la heladera y desechar todo aquello con olores, colores o texturas sospechosas, sin probarlo.
Después de cuatro horas sin electricidad, hay que desechar los alimentos perecederos del refrigerador, como carnes, pescados, frutas, verduras, huevos, leche y sobras.
Es necesario controlar la temperatura de los alimentos en conservadoras o heladeras adicionales y descartar los que superen los 5°C.