Ángel Di María disputó ante Colombia, nada menos que en la final de la Copa América, su último partido con la Selección. Y qué mejor que un título para terminar una etapa que dejará un recuerdo inolvidable para irse por la puerta grande
Pero la historia de Di María en la Selección argentina no tuvo un comienzo fácil.
Luego de ganar el Mundial Sub-20 de 2007 y de aquel gol en la final de los Juegos Olímpicos para ganar la medalla de oro en Beijing 2008, Di María se transformó en una fija en la Selección mayor, que en los próximos años atravesaría una etapa de recambio para dar lugar a la nueva camada.
En sus primeros torneos con la “Albiceleste”, los resultados no acompañarían para nada. La goleada en cuartos de final de Sudáfrica 2010 y la prematura eliminación en la Copa América 2011 comenzarían a gestar cierta tensión entre la gente y su forma de ver a los jugadores.
Todo empezó a cambiar cuando Alejandro Sabella agarró la dirección técnica de la Selección y la transformó en una candidata para el Mundial de Brasil 2014. En aquella cita mundialista Di María sería fundamental, pero comenzaría su gran pesadilla: las lesiones.
Primero una lesión muscular que le hizo salir en los cuartos de final de Brasil 2014 ante Bélgica y provocó que se perdiera las semis ante Países Bajos y la final frente a Alemania.
Al año siguiente, en la final de la Copa América que se disputó en Chile, las lesiones volverían a amargar a Di María, que debió salir reemplazado por un problema muscular.
Y como si fuera poco, en 2016 se volvió a lesionar al principio de la Copa América Centenario y, si bien llegó a la final ante Chile, no pudo destacarse.
“Se lesiona siempre, no se puede confiar en él”, se decía constantemente en cada charla futbolera sobre Di María.
Pero su historia con la Selección argentina dio un giro de 180 grados a partir de la llegada de Lionel Scaloni como director técnico.
Pasó por momentos en los que fue bastante relegado en la consideración para esta entre los titulares e incluso hubo ocasiones en las que no fue convocado: “No tengo palabras, porque para mí la Selección es lo único, es lo máximo y seguramente lo es para cualquier jugador”, dijo en su momento.
El día que Di María terminó de meterse de lleno en el corazón de todos los argentinos fue el 10 de julio de 2021, cuando metió el gol para ganar la Copa América frente a Brasil y cortar la sequía de 28 años sin títulos.
“Se logró, lo logramos. Gracias por bancarme, los amo. Algún día se iba a romper la pared, me la dí muchas veces pero seguí estando”, le dijo a su padre en una emotiva videollamada luego del título.
Y a partir de allí todo sería un sueño para Di María: el gol en la Finalissima ante Italia, el inolvidable gol en la final del Mundial de Qatar 2022 ante Francia (y ni hablar del partidazo que jugó aquel 18 de diciembre en el Estadio de Lusail), los golazos en Eliminatorias y amistosos, las capitanías cuando no estuvo Messi y mucho más.
En los últimos tres años, Di María fue el claro ejemplo de que a veces las cosas tardan en llegar, pero finalmente llegan.
Di María, el hombre de las finales, cerró su etapa en la Selección como el Ángel que fue resistido y que finalmente logró meterse en el corazón de todos los argentinos.