La primera vez que Marco Ruben fue al Gigante de Arroyito fue cuando tenía 6 años. El futbolista se reconectó con esa sensación inolvidable este sábado, ya que Rosario Central venció a Belgrano y el final del partido marcó el segundo retiro del deporte profesional en la cancha más importante de su vida.
El ídolo entró al estadio montado sobre los hombros de su papá cuando era niño. En esta oportunidad, los demás jugadores se juntaron y lo tiraron hacia arriba para rendirle el último homenaje con los botines puestos.
El delantero de 38 años es el máximo goleador en la historia profesional del club y decidió dejar la actividad unos meses después del retorno desde Uruguay. En el camino se frustró el reencuentro con Ángel Di María y el rendimiento del equipo se vino a pique, pero nada de eso empañó la alegría que le dio a la hinchada a lo largo de su carrera.
“Desde que entré por uno de esos pulmones y vi la cancha, quedó algo dentro de mi cuerpo que no se va a ir nunca”, expresó Ruben cuando terminó el partido. La tarde comenzó con sus hijos tomados de las manos para entrar al campo de juego y terminó con un recuerdo de su propia infancia.
El futbolista se olvidó del trabajo y pensó en el pequeño hincha que pasó por los molinetes de la calle Cordiviola. Al final de ese recorrido de más de tres décadas, concluyó: “Es la pasión que me tocó vivir en mi vida”.