Salud - Ejemplo

Martes 15 de Agosto de 2017 - 16:19 hs

Dejó el cigarrillo y se convirtió en un orgulloso maratonista

Juan Carlos llegó a fumar más de tres atados por día y su vicio le duró 35 años. Un duro diagnóstico lo ayudó a dejarlo y hoy es un gran corredor. Conocé su historia.

Juan Carlos fumó desde los 15 años. Fueron cuarenta y cinco años de un vicio en ascenso, llegando a más de tres paquetes por día.

Un día, su cuerpo dijo basta y lo manifestó en forma de pólipo maligno en la vejiga. Fue un punto de inflexión: "Comprendí en un instante lo transitorio de nuestra existencia, la angustia enorme de enfrentar una situación donde claramente es posible morirse y, la opción de una nueva realidad por delante cuando, gracias a la medicina y a Dios pude superarlo", cuenta.

Antes de ese episodio Juan Carlos había intentado dejar varias veces, pero el vicio había ganado todas las batallas. Sin embargo, ese día de diagnóstico fatal logró dejarlo completamente, de un momento a otro.

Las segundas oportunidades no se desperdician

Dejar el cigarrillo lo motivó a realizar actividad física. Empezó caminando -durante meses no logró hacer más de dos kilómetros- y luego de algunos años sumó bicicleta. Cada vez que salía a pedalear admiraba a los corredores pero como nunca en su vida había trotado no contemplaba esa opción.

Un día decidió superar prejuicios y salió a trotar. El primer día hizo 50 metros y tuvo que parar. No le daba el aire. Cada día sumó más metros y una mañana festejó sus primeros cinco kilómetros. A partir de ese piso, los kilómetros recorridos comenzaron a aumentar gradualmente. Superó la barrera de los 10, de los 12, de los 15, de los 18, de los 21 y finalmente a los 62 corrió su primera maratón.

Hoy con 69 años tiene más de 150 carreras, 2 maratones y casi 40 medias maratones en su derrotero. Es jubilado de mínima y de recursos escasos. Recorre el país en su camioneta, compartiendo gastos con otros corredores que encuentra en el camino.

Una marca imborrable en su cuerpo

Según los estudios, el cigarrillo afectó su capacidad de función pulmonar a un 76 % del promedio para su edad. Cuando sumó tres mil kilómetros recorridos volvió, esperanzado a repetir el estudio y para su sorpresa no había mejorado nada: "Triste consecuencia de un vicio desgraciado. El daño que produce el cigarrillo es irreversible -dice Juan Carlos-. Cada fumador es un enfermo. Para sanar debe hacer un esfuerzo solitario, porque el cambio de hábito es individual inexorablemente, y muchas veces cuesta tanto que sucumbimos una y otra vez. De modo que si se tiene claro la dificultad no hay que sucumbir, no culparse en la derrota, levantar la vista y mirar el horizonte que brillará si mantenemos el propósito".

Hoy Juan Carlos es consciente de los daños que le dejó el cigarrillo. Dice que la salud no puede comprarse, que se construye con un poco de empeño todos los días. Además, destaca que "mejorar nuestra calidad de vida, además de todos los beneficios que nos acredita, se extiende a la familia y a la sociedad". Y revela su mantra: "Nunca es tarde, nunca te rindas y nunca dejes de soñar. La tercer edad no existe. Solo existe el tiempo que va pasando. El esfuerzo vale la pena. Pero depende de uno".

Fuente: La Nación