La enfermedad de Párkinson afecta al 1% de las personas de más de 60 años, siendo la segunda condición neurodegenerativa más fuerte, luego del Alzheimer. Los fármacos usuales ven limitado su accionar por una serie de factores (la falta de especificidad espacial, disminución lenta e imprecisa) y el más común disminuye su efecto con el tiempo. De aquí que una nueva investigación concentra la atención.
Un equipo de científicos liderado por la Universidad de Barcelona realizó las pruebas en animales del primer fotofármaco con potencial terapéutico para tratar el Párkinson. De acuerdo al trabajo, publicado en la revista científica Journal of Controlled Release, los resultados fueron efectivos en este modelo.
El compuesto se basa en la optofarmacología, lo que significa que la luz será la encargada de activarlo. El fotofármaco es inactivo hasta que recibe luz del espectro visible, dentro de una longitud de onda determinada. Esto no es perjudicial para el organismo.
En la enfermedad de Párkinson, el neurotransmisor que controla la actividad motora (la dopamina) se reduce debido a la muerte progresiva de las neuronas que lo producen (dopaminérgicas). De acuerdo a lo que explica Francisco Ciruela, uno de los autores de la investigación, cuando la droga de este nuevo fármaco se activa, tiene un efecto facilitador sobre la actividad de la dopamina.
Con este tratamiento, según los científicos, mejoraría la precisión espacial y temporal del fármaco, ya que su carácter de fotosensible puede actuar con esta exactitud sin generar efectos perjudiciales en el organismo.
"Una precisión espaciotemporal más fina permitirá manipular los circuitos neuronales con más detalle, y establecer su funcionamiento con fines terapéuticos y neuroprotectores", declaró Ciruela a medios europeos.
Por otra parte, el fármaco colaboraría en la mantención del compromiso de los pacientes con el tratamiento a largo plazo, lo que representa un desafío en enfermedades crónicas. "Por ejemplo, con un sistema de liberación lenta del fotofármaco -por caso, un parche acoplado con un sistema de irradiación que se controle de forma remota con el celular- el médico podría controlar con precisión la liberación de la dosis que resulte más eficaz", destaca el científico.
Claro que, si bien son favorables, las pruebas recién se realizaron en ratones. Por lo que aun queda un largo camino por recorrer. Sin embargo, es una noticia alentadora porque puede servir como puntapié inicial para, en un futuro, encontrar una nueva terapia.